29 agosto, 2007

LA ULTIMA CENA.....



En Mateo, 26 se lee al comienzo: "El primer dìa de los azimos se acercaron los discìpulos a Jesùs diciendo: "Donde quieres que te preparemos la Pacua"...El dijo: Id a la ciudad, a cada de fulano, y decidle: "El maestro dice: Mi tiempo se acerca; quiero celebrar en tu casa la Pascua con mis discìpulos". Y ellos hicieron lo que Jesùs les ordenò y preparaon la Pascua. LLegada la tarde, se puso a la mesa con los doce.


La sobriedad derrocada en la narrativa evangèlica hace creces en la impresiòn que causa en los cientos de millones de lectores que hab`ra tenido en los dos mil años de cristianismo.


La ùltima Cena nos ha cautivado a todos. Es el principio del fin. Es la antesala del comienzo. Preludio del drama de todos los dramos, que no han sido pocos, que havivido la humanidad.

Sus efectos, con ser un hecho harto sencillo y triste e ìntimo, ha abrasado millones de corazones. Un verdadero huracàn de sentimientos. Conversiones. Espiritualiddes.


Sus lecciones son muchas; Es Eucaristica, o sea, da gracias. Es humilde, el Maestro lava los piès a sus discìpulos. Es catequètica, el maestro tiene nuevos mensajes que dejar y cosas que enseñar. Es sacramental. Es de Adios!. Es sobre todo de paz y perdòn.


Todo aquello fuè como un testimonio, un signo, estilizado de lo que debia y podìa ser el hombre del futuro. Eo futuro inmediato, el midato, y el que nos seguirà a nosotros y asì hasta siempre. No digo hasta la consumacion de los siglos porque estos nunca se acabaran, porque el hombr nunca terminarà de existir sobre el cosmos que no digo sobre la tierra, que bien pudiera desaparecer, sin afectar al hombre...y en Dios, los silos no son nada, menos que nada, que es un Acto purìsimo eternamente presente.


Y màs entonces en el biblico pasaje de la ùltima cenca parece como escrito especialmente para una naciòn que aùn no existìa.


Plantea, meditàndolo un poco, en positivo, lo que en la realidad vivimos en negativo. Como una fotografìa en la que el negativo presenta las lìneas y sompras tan solo, de lo que al revelarse veriamos en realidad.


A la naciòn que me refiero es la nuestra.


En ella prevaleciò la sencillez, entre nosotros dominia la prepotencia.


En ella se hizo gala de frugalidad, entre nosotros sobresale la groserìa, tal vez por el hambre que tenemos que pasar o pasamos.


En ella quedò de manifiesto la tradiciòn y su apego a ella, entre nosotros predomina la novelerìa vacìa, lo peor de lo nuevo que asomo cabeza.


En ella hizo presencia el respeto por los maores, por el maestro, por el sabio, entre nosotros tiene preponderancia, la vulgaridad, el irrespeto y la falta de talento.


El hecho històrico de la ùltima cena como plantea el reto de todos los retos a la humanidad de entonces y a la del futuro. La humanidad se habrà de ver constreñida por las crisis, las asechanzas. Abocada a su auto destrucciòn. Preñada de traidores.


Plantea que la fuerza por la fuerza, aunque venza, su triunfo es siempre momentàneo. A la larga, razonamientos lògicos predominaran. Aquella escena contristante es el preludio del triunfo extraordinario.


La entrada a la vida es la aceptaciòn, la aceptaciòn de la propia realidad. Entrar a la voda es ser feliz. La felicidad individual hace la felicidad colectiva..


Si estoy triste todos estan tristes conmigo aunque ni yo ni lo sepamos. Si el gozo mora en mì se hace dueño tambièn de los demàs.


De los Evangelios, màs que la escena del calvario, es particularmente impactante la Ultima Cena. En ella se exalta al silencio. Se exalta a la humillaciòn. Se exalta la sobriedad. Se exalta el amor,.


La escena del Calvario es sangrienta y dirìase que espeluznante, la de la Ultima Cena, su preabulo, de callada despedida, de suave amonestaciòn y advertencia.


Advierte sin decirlo, que habrà Colgota para los demàs allì presentes, que habrà Còlgota para todos sin exclusiones. que al reino interior no se llega pr via ancha, sino por el trillo estrecho y pedregoso y empinado.


Eso, y se puede decir mucho mas, hasa para ver la escena sobrecogidos de espectativas y grandes esperanzas. La Ultima Cena es, sin haber yo participado en ella, tambièn mìa. Mi ùltima Cena.

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