16 enero, 2011

CIELO, INFIERNO Y PURGATORIO...

Desde bien pequeñas, nos dijeron que el infierno estaba lleno de fuego y que el sufrimiento eterno sería horrible para los pecadores que acabaran allí después del juicio final. El cielo un lugar maravilloso blanco y resplandeciente donde el gozo mayor disfrutarán los justos. Y el purgatorio un estadio entre cielo e infierno donde también sufres de terribles momentos mientras purgas esos pecadillos que no son para el demonio pero hay que hacer la purga para el cielo.

Algún Santo que otro ha visionado y descrito en sus escritos como sería el infierno y hasta yo misma de pequeña un día envuelta en altas fiebres abrí los ojos y vi arder la pared, de allí a la imaginación solo fue un paso, que la monja disfruto con mi relato y acojono aún mas a las niñas de la clase.

Incluso en los libros sagrados nos proponen una larga y vasta descripción de lo que nos espera.
El caso que como no sigo a los Papas ni demás gentuzilla de bata de cola, me entero sorprendida, leyendo un periódico que en el año 1999, Juan Pablo II se cargó de un plumazo y con el consiguiente desacuerdo y cabreo de algunos mas de la alta jerarquía eclesiástica esta teoría del infierno de ollas, demonios de tridente y demás sitios mas o menos saludables.

EL INFIERNO, EL CIELO no son lugares físicos si no meros estados de ánimo.
Vamos en un plis, quedó desmantelado la cueva oscura y la olla a presión de satanás, y no veas tu esas puertas y nubes celestiales. Pues si un estado de ánimo no es mas que eso, y si lo dice un Papa mayor jefe de todos y puesto en la tierra por Dios no jodas tiene razón por siempre jamás AMEN JESÚS.

¿Si estoy contenta estoy en el cielo y si quiero dar una patá a mi vecino capullo estoy en el infierno.?

Si me quedo en el paro y es un infierno sobrevivir y pagar la hipoteca . ¿Estoy en el infierno? Porque el estado de animo es infernal. Pero claro mas cerca del infierno estará el que está muy mosca con su señora porque vive mejor si él y se la carga a puñaladas. No acabo de pillar muy bien el estado de ánimo.

Puedo ser feliz cual grácil pajarillo, y no creer en Dios o pasar de la Santa Iglesia porque está llena de energúmenos y ser feliz. OLALA LALALA. ¿Estoy en el cielo porque todo me va bien?

O debo ser fiel y comulgar para estar realmente en el cielo?

Ohhhh prefería seguir pensando que Lucifer un día igual me pincha una teta con el tridente o San Pedro me invita a un café mientras espero la cola.

Joer ahora si estoy ........ no se ni que estado de ánimo tengo.

Pero bueno igual esto solo sirve para creyentes practicantes claro.

Si mi antigua profe de catequesis que ya está bien muerta por la gracia de Dios escucha estas palabras de boca de un Papa seguro se había colgado de la pared con las bragas.

PEROOOOOOOOO......
Todo tiene su pero, hace tres años Benedicto dijo EL INFIERNO EXISTE Y ES ETERNO

Ahora como nos comemos eso señores.

Y lo mejor creó una comisión para dictaminar sobre el purgatorio y otra comisión para cambiar la doctrina del Limbo. Señores, señoras no se si estoy soñando. Desde luego como me trabajan en el clero de veras, es para admirar esas comisiones purgatorias y para cambiar doctrinas del limbo no olvidar. ¿Como será ahora el limbo? Juegan a ser Dioses?

Ahora Benedicto se nos lía con el purgatorio.
Hace poco antes miles de fieles dijo: EL purgatorio no es un elemento de las entrañas de la tierra, no es un fuego exterior, si no interior. YA estamos con el fuego de nuevo. Entonces si se supone que en el purgatorio ya estás muerto claro, y según Bene, es un fuego que purifica almas en el camino a la plena unión con Dios.

Me lío ¿hay que estar muerto o no? Porque muerto no se yo, si no vas a ningún lado porque es todo un estado de ánimo. Si te quemas o no te quemas o es metáfora si vivo o no muero pufffff.

PALABRAS BENEDACTIANAS:
Dibujando a un Dios castigador y de justicia. " Es parte de su llamada a la intolerancia con el relativismo y la laicismo y de su decisión de reponer las armas del catolicismo clásico: El mundo como un valle de lágrimas; el cielo como premio a quien haga caso al Vaticano, el infierno como lugar de castigos terribles.

Choca un poco con su antecesor. No se ponen de acuerdo señor señor que iglesia esta.

Por un lado ponemos patas arriba la interpretación clásica de los textos sagrados, y por otro este papa parece que le fastidia un poco y vuelve a la carga, y nombrando comisiones para calmar digo yo lo hará, porque cuando he leído lo de las comisiones para cambiar doctrinas del limbo o purgatorias me ha dado la risa de verdad.

En fin señores crean lo que les parezca pero no me digan que esto es un lío muy lioso.

Reproducido del blog: Ducha de Sermones

09 enero, 2011

UNA LECTURA REPUBLICANA DE EL CAPITAL (III). ....

Diálogo crítico con Joseph A. Schumpeter

Marx, en general, no forma parte de lo que estudian y discuten los economistas. Hay excepciones. J. A. Schumpeter es ejemplo conocido.
Salvador López Arnal
Para Kaos en la Red

Comenzar comparando a Marx con Galileo, señalan CFL y LAZ, “implicaría haber tomado ya algunas decisiones sobre los aspectos más relevantes de su obra”. Supondría, sobre todo, “resaltar el hecho de que, a partir del momento en que el proyecto teórico Marx se encuentra más consolidado, su trabajo no parece desenvolverse en el marco de una discusión interna a lo que solemos entender por historia de la filosofía”. A partir de 1845, tras redactar con Engels una demoledora crítica del universo filosófico alemán, “Marx ya no se volverá a sentir muy interesado en discutir con filósofos”. Hasta el año de su muerte, Marx “parece más bien haber encontrado sus interlocutores naturales en lo que hoy puede considerarse la historia de la economía”. Por su intervención en la arena de la economía es “por lo que podría tener sentido compararle con un científico como Galileo” en lugar de con un filósofo como Hegel o Feuerbach.
Ciertamente, admiten, esta peculiar evolución de la obra marxiana “fue vivida por el propio Marx como una especie de fatal contratiempo”. Citana este respecto el conocido paso de una carta a Engels de 2 de abril de 1851: "voy tan adelantado que, en cinco semanas, habré terminado con toda esta lata de la economía (…). Esto comienza a aburrirme. En el fondo, esta ciencia no ha hecho ningún progreso desde Smith y Ricardo, a pesar de todas las investigaciones particulares y frecuentemente muy delicadas que se han realizado". Después del latazo económico, el entusiasta lector de Goethe pensaba dedicarse a cosas de mayor interés.
Sin embargo, recuerdan CFL y LAZ, cuando se señala la pertenencia de Marx a la historia de la filosofía ese pertenecer es más bien esgrimido como prueba de que “no logró efectivamente establecer una ciudad científica que, en referencia al "continente Historia", se sostuviese sólidamente sobre sus propios cimientos, unos cimientos que habrían sido, en efecto, de índole económica”. No es que la historia de la filosofía se haga eco de su aportación científica, como sería el caso de Galileo por ejemplo, sino que, “una vez que la Economía se ha desentendido por completo de Marx, su obra ha quedado aparcada en la historia de la filosofía como se abandona un coche usado en un desguace”.

Plantean los autores a continuación un interrogante político-histórico:podría ser, señalan, que “el destino de esta ciudad científica que prometía el marxismo haya estado ligado al destino político de las internacionales comunistas”. La derrota política de éstas habría dejado en ruinas, al mismo tiempo, “las incipientes construcciones teóricas de una civilización científica que podría haber llegado a ser y no fue”.
Podría imaginarse, admitiendo la dificultad de la conjetura, una hipótesis de alto riesgo, reconocen CFL y LAZ, “que una monumental derrota de las revoluciones burguesas y de los movimientos políticos y económicos iniciados desde el siglo XVI hubiera, al mismo tiempo, acallado la voz de la naciente física moderna, de tal modo que sus cimientos hubieran dormido durante siglos, medio olvidados en una especie de medievo alargado, a la espera de que se construyeran sobre ellos todas esas instituciones y universidades en las que investiga, enseña, trabaja y almacena su información la comunidad científica actual”. ¿Nos encontramos ante un caso similar respecto a lo que Marx intentó fundar?
No cabe aquí dar detalle de su detallada respuesta ni comentar la metodología usada –“sería preciso, ante todo, retrotraer la cuestión al terreno en el que este pensador trabajó y ver qué es lo que actualmente se levanta sobre él”-, baste con señalar algunos apuntes del desarrollo realizado:
La Economía, las ciencias económicas establecidas en las Universidades, no se ocupan prácticamente de Marx. Uno de los manuales más clásicos de las licenciaturas fue el conocido ensayo de Paul Samuelson, Economía. El parágrafo que el Premio Nobel –de quien los autores valoran grandemente un artículo de 1971 sobre la noción marxiana de explotación (edición castellana de 1975)- dedicaba, en 1970, a la obra "económica" de Marx constaba de cuatro párrafos. La discusión queda abortada nada más comenzar: “Marx no dice en absoluto lo que Samuelson dice que dice”.

Marx, en general, no forma parte de lo que estudian y discutenlos economistas. Hay excepciones. J. A. Schumpeter es ejemplo conocido. CFL y LAZ le dedican un prolijo apartado. La razón de su interés: “si la fórmula que convierte a Marx en un Galileo de la Historia ha de resultar acertada, la cosa tendría que ser probada en el terreno en el que Marx trabajó de forma incansable, es decir, en la discusión con los economistas”. Para ellos, no hay ninguna duda de que “si Marx resucitara en el siglo XXI volvería a poner manos a la obra en ese mismo terreno, y probablemente repetiría su diagnóstico de 1851, declarando que ‘esta ciencia no ha avanzado ni un paso desde Smith y Ricardo". Lo que la presentación de Marx por parte de Schumpeter tiene de excelente es ante todo “la manera en la que sitúa su obra en un plano de normalidad científica”.

Para enmarcar la discusión, CFL y LAZ esgrimen documentadas tesis epistemológicasy de historia de la ciencia. Estas por ejemplo:
1. Los intereses de clase que hayan circulado por las alcantarillas de la ciudad científicano pueden probar ni la veracidadni la falsedadde una teoría, aunque sí puedan explicar –los autores advierten con impecable claridad: “pero eso es enteramente otra cuestión”- la adhesión científica a determinados errores tenaces.

2. La comunidad científica,y el Derecho en otro sentido, “es lo único de lo que podemos decir que, en el peor de los casos, no está del todo mal hecho. No se puede estar por encima de la ciencia sin caer, de inmediato, por debajo”. Ciencia y Derecho son las dos únicas cosas de las, en su opinión, puede decirse que progresan. Por ello, la más radical revolución, “no hace más que afianzar la normalidad”: una ciencia "revolucionaria" que verdaderamente lo fuera no sería más que una ciencia completamente normal, y, al serlo, “denunciaría como "anormales" a otras situaciones anteriores que se habrían tomado hasta entonces como normales”. La sombra de Kuhn (aunque no sólo) y la estructura de las revoluciones científicas es alargada y tenaz. 3. Dos siglos de desatinos han escarmentado ya bastante en la tradición marxista por lo que la disyuntivaque se impone es: “O Marx es, en algún sentido, un científico normal o es sencillamente un ideólogo en el peor sentido de la palabra”. Ser un "científico normal", en determinados campos y ocasiones, puede ser políticamente muy subversivo. Los autores tienen en mente, no les faltan razones para ello, los nombres de Giordano Bruno, un “científico” ciertamente singular, Miguel Servet y el propio Galileo. Me permito sumar el nombre de Nicolai Vavílov. no espero ninguna objeción por parte de los autores. 4. Hay que añadir parece plausible pensar así desde luego, que en el terreno en el que la ciencia se ocupa de cuestiones sociales, políticas o económicas el problema anterior “se agrave especialmente”. Parece razonable pensar así.

Regresan los autores a Schumpeter. Admiten la relevancia de su énfasis en la teoría del valor de Marx pero niegan su afirmación sobre la identidad de las teorías de Ricardo y Marx en ese punto y discrepan de algunos comentarios del autor de Historia del análisis económico, una monumental obra de más de 1.300 páginas traducida al castellano por Manuel Sacristán, sobre la insustancialidad de las diferencias metodológicas de Ricardo y Marx. Meras apariencias.
Entran a continuación CFL y LAZ en esa teoría: “Lo primero que se nos dice es que esa teoría es, ante todo, unaaproximaciónalos precios. No tiene ni puede tener otro sentido que el de dar cuenta del valor de cambio de las distintas mercancías individuales, o sea, de las proporciones relativas de intercambio de las diferentes mercancías entre sí. Según esta teoría, el valor de cada mercancía individual (es decir la cantidad de trabajo que ha sido necesario invertir en su producción), es lo que determina el precio al que se va a vender en el mercado.En este sentido sostiene que "el valor de cambio de los bienes producidos sería proporcional al trabajo empleado en su producción: no sólo en su producción inmediata, sino en todos aquellos implementos o máquinas requeridos para llevar a cabo el trabajo particular al que fueron aplicados".

Es muy importante abrir aquí, señalan CFL y LAZ en el apartado 1.1.2.2, “un paréntesis para proporcionar una primera aproximación, aunque sea muy esquemática, de la idea de ese mercado en el que los productos se intercambiarían atendiendo a la ley del valor”. No se trata, advierten, de responder ya a la pregunta sobre el sentido de ese punto de partida: “se trata, simplemente, de delimitar con claridad la imagen de un mercado funcionando enteramente según los supuestos referidos de la ley del valor (es decir, según los supuestos que Schumpeter considera un desatino tomar como punto de partida)”.
El lector/a debe seguir aquí el detallado desarrollo argumentativo del ensayo. El punto final de su explicación: “De este modo, aquello que, mientras se respeten las condiciones supuestas, determina el movimiento real de las mercancías, el valor, resulta consistir en algo así como esto: la cantidad de trabajo (simple y abstracto) socialmente necesario cristalizado en una mercancía. El valor, aquello que permite igualar en este mercado "de laboratorio" 30 varas de lienzo y 2 sacos de patatas, es, como nos dice Marx, una especie de gelatina de trabajo humano indiferenciado y abstracto. La ley del valor afirma, por tanto, que en el mercado siempre se intercambian cantidades equivalentes de trabajo humano (simple, abstracto y socialmente necesario)”.

El siguiente apartado lleva por título –“El juicio de Schumpeter y la sanción final "adversa a Marx"-. Con la explicación anterior es suficiente, señalan CFL y LAZ, para preguntarnos “qué sentido puede tener comenzar a "hacer economía" partiendo de una definición de este tipo. Schumpeter no tiene al respecto ninguna duda: "todo el mundo sabe que esta teoría del valor es insatisfactoria"”. ¿Por qué? Este es su resumen: la teoría “no tiene aplicación alguna fuera del supuesto de la concurrencia perfecta, que de hecho, nunca se da”. Aún suponiendo esta, “no se cumple más que si el trabajo es todo de la misma especie y es, además, el único factor de producción”. Mirando las cosas desde la historia de la Economía, sostienen, la teoría del valor fue una especie de culo de saco: está muerta y enterrada.
Nos encontramos, pues, señalan de nuevo, con una paradoja insólita: Marx, el "mayor erudito de su época", "un trabajador infatigable al que nada se le escapaba",toma desde el principio de su obra “la peor de las decisiones: apuntarse al único camino teórico que no llevaba a ninguna parte”. Se apartó el ciudadano de Tréveris con este primer paso “de la línea en la que progresaba mientras tanto la historia de la economía, hasta su resultado actual”.

La resolución de la paradoja defendida por los autores es también tarea del lector. Un apunte para abrir el apetito -“En realidad, como vamos a ver, la interpretación del Libro I (y aún más del resto de El capital) depende directamente del papel que otorguemos a esta Sección 1ª [“Mercancía y dinero”, los tres primeros capítulos de El Capital] y, en consecuencia, de cómo interpretemos la decisión de Marx de adherirse a la teoría del valor”- y la tesis de Schumpeter que CFL y LAZ van a discutir a lo largo de su investigación: “"En la voluminosa discusión que se ha desarrollado acerca de ella [la teoría del valor] la razón no está, en realidad, toda de un lado, y los adversarios han usado muchos argumentos inadmisibles. El punto esencial no es si el trabajo es la verdadera 'fuente' o 'causa' del valor económico. Esta cuestión puede ser de interés primordial para los filósofos sociales que desean deducir de ella pretensiones éticas sobre el producto, y el mismo Marx no fue, por supuesto, indiferente a este aspecto del problema. Pero, para la economía, como ciencia positiva que tiene por objeto describir o explicar objetos reales, es mucho más importante preguntar cómo funciona la teoría del valor basada en el trabajo, en cuanto instrumento de análisis, y lo realmente objetable que se encuentra en ella es que funciona muy mal". No hay que perderse, el aviso es en este caso totalmente innecesario, el desarrollo y comentario de los autores de la lectura schumpeteriana de la noción de explotación marxiana, de la teoría de la acumulación, de la conjetura sobre la pauperización creciente de la clase obrera y de su concepción sobre los ciclos económicos.
El siguiente apartado del capítulo lleva por título “Observación y Teoría. El lugar de la teoría del valor en la arquitectura de El capital” y se inicia con una nota… “Sobre el juicio a Galileo”. ¿Y a qué viene ahora hablar del juicio inquisitorial contra Galileo? Esta es la explicación de CFL y LAZ: “Esta digresión es, en realidad, vital para nuestros propósitos, no sólo porque queremos tomarnos en serio la posibilidad de considerar a Marx el Galileo de la Historia, sino porque sospechamos que si Schumpeter hubiera asistido al nacimiento de la moderna física matemática en el siglo XVI, habría argumentado contra Galileo del mismo modo que le hemos visto hacerlo contra Marx”. Quizás, prosiguen, este paralelismo pueda contribuir a aclararnos el sentido de esta supuestamente insólita decisión de Marx, quien en lugar de acumular "piedra y mortero" en el terreno de lo empírico para, poco a poco, ir aislando regularidades y esbozando posibles leyes por inducción, ha decidido, de modo ciertamente chocante, anclar el punto de partida de la economía en una discusión metafísica con Aristóteles respecto a una supuesta "sustancia valor" inobservable, y lo ha hecho, además, en un lenguaje marcadamente hegeliano, inspirado por la lectura de Hegel.
Nos adentramos, pues, en un nudo esencial de la historia de la ciencia y, si se quiere, de la política europea. Precisamente, sobre este momento decisivo, el historiador Antoni Beltrán, uno de los grandes especialistas mundiales en la obra del autor de Consideraciones y demostraciones matemáticas sobre dos nuevas ciencias, escribió hace años un libro inolvidable: Talento y poder. Un enorme ensayo que está a la altura del gran científico y filósofo pisano y de la infamia estudiada.

Salvador López Arnal en Kaos en la Red

07 enero, 2011

MEDITACION DE AÑO NUEVO....

“El corazón es el centro de gravedad de la historia, de la literatura y del arte: no porque el hombre ama mucho, sino porque ama MAL”…

Siempre en las postrimerías del año viejo afloran sus penitas, sus añoranzas, los buenos deseos y los “firmes" propósito.
 
El frescor de la temperatura, la música de las recién pasadas fiestas navideñas y sobre todo la ESPERANZA, nos inducen a pensar un poco mas de lo corriente: a evaluar nuestras propias vidas de la que nunca, si somos sinceros con nosotros mismos, nunca estaremos conformes.
A parte de toda consideración, el viejo año que acaba y el joven que comienza ofrecen una coyuntura siempre meditable y acogedora.
 
No es por malo, pero muchas veces los avatares y contratiempos de la vida tienden a aislarnos, a enquistarnos solo en nuestros propios problemas en nuestras “cositas “mientras a nuestro alrededor se debaten prácticamente en estertores de agonía cientos de miles de seres, humanos como nosotros, sensibles como nosotros.
 
La dura batalla que a diario enfrentamos nos endurece. Los contratiempos y desengaños que como ciclónicas ráfagas nos atormenta, nos vuelven esquivos, a veces indiferentes y lo que podría ser peor, siempre dudoso de la sinceridad de los demás.
Con todo no cabe duda que hay gente que sufre…Que hay tente que sufre más que nosotros…Que a esa gente que sufre más que nosotros le debemos un “chin” de calor humano.
Nuestras propias realizaciones no serán jamás efectivas sin las realizaciones de los demás. Esto debemos forzosamente verlo así si es que no respondemos a un criterio atomista de la vida del hombre, de su incidencia en la historia, y en el proceso de su ascensión y desarrollo.
Nosotros, han dicho otros, somos como el plátano, que alcanza su madurez y plenitud en racimo. NO AISLADO.
 
Será siempre imposible que logremos la plenitud de nuestras propias vidas de nuestra realización, independientes de los demás, completamente solos.
El año que acaba de pasar, así como el que comienza al instante, son como quien la PIEDRA MAGICA de hondas reflexiones para nosotros…Y de RISAS, casi siempre ficticias: y de LLANTOS, siempre, siempre sinceros por aquellos de que son en silencio.

La idea y su concomitante deseo, LA FELICIDAD, nos estrujan como nunca al corazón. Entonces, como nunca, ahora la gente se FELICITA, se desea la felicidad. La que nunca ha sabido tener…La que nunca ha podido poseer. Como nunca ahora,  son tan oportunas estas meditaciones.
El escritor francés Andrés Gide cuando en 1895 escribía en su “Diario Intimo” estas palabras> .- “:Las tres cuartas partes de la vida están dedicadas a preparar la FELICIDAD pero no se crea que por eso el último cuarto esté dedicado al disfrute. Estamos demasiado habituados a esa clase de preparativos, y cuando han terminado los nuestros, nos dedicamos a los de los demás, de modo que el MOMENTO PROPICIO SUELE SER DEJADO PARA DESPUES DE LA MUERTE. Tal es la razón de que se tenga tanta necesidad de creer en una vida eterna”….
El pensar de Gide es particularmente realístico y oportuno, somos unos pobre esclavos al servicio del ACONDICIONAMIENTO DE NUESTRA PROPIA FELICIDAD inútilmente por nuestra propia culpa.
No sabemos ser, o como definitivamente ser felices. Le tenemos miedo a la felicidad que es tan simple y tan complicada.

El año 2012 llegó a su fin, ojalá que con el hayan muerto en nosotros también el hombre viejo y hagamos una vida nueva para una nueva y perdurable felicidad, una felicidad que irá de brazos con la sencillez de vida, con el silencio y la plena y satisfecha aceptación de nuestras formas de ser.
Ojalá que con el año que acaba de pasar se consuman con el las cosas que nos hacen tristes y desdichados. Ojalá!....