11 noviembre, 2009

EL MISTERIO SOBRE LA MUERTE DE LORCA, ¿MAS CERCA DE SER RESUELTO?....

REPORTAJE
Fuente: Jorge Vogels 11/11/2009

MADRID/GRANADA (dpa) - "Que le den café, mucho café". Con esta frase en clave se dice que el general franquista Gonzalo Queipo de Llano ordenó la ejecución de Federico García Lorca a comienzos de la Guerra Civil española. El gran poeta y dramaturgo había sido detenido el 16 de agosto de 1936 en la casa de su amigo Luis Rosales y llevado a la sede del gobierno civil de Granada, en el sur del país, acusado de ser un espía al servicio de la Unión Soviética.
Dos días después, el gobernador civil, José Valdés Guzmán, hizo que trasladaran al escritor y a varios compañeros de infortunio en un viejo Buick al barranco de Víznar, cerca de la localidad de Alfacar, para que fuesen fusilados.
Los verdugos se ensañaron especialmente con el autor de "Bodas de Sangre", al que escupieron entre burlas antes de dispararle y arrojar su cuerpo a una fosa común con los demás.

"Acabamos de matar a Federico García Lorca. Yo le metí dos tiros en el culo por maricón", se jactó luego su asesino, Juan Luis Trescastro, en el Bar "Pasaje" de Granada.

El autor, uno de los grandes exponentes de la Generación del 27, apenas tenía 38 años. Antonio Machado recordaría después: "Se le vio, caminando entre fusiles/ por una calle larga,/ salir al campo frío,/ aún con estrellas, de la madrugada./ Mataron a Federico/ cuando la luz asomaba./ El pelotón de verdugos/ no osó mirarle a la cara./ Todos cerraron los ojos;/ rezaron: ¡Ni Dios te salva!/ Muerto cayó Federico/ sangre en la frente y plomo en las entrañas./ Que fue en Granada el crimen, sabed,/ ¡pobre Granada!, en su Granada".

Para los franquistas, el delito de García Lorca era ser republicano, "poeta del pueblo" y homosexual. "Ha hecho más daño con su pluma que con una pistola", decían los militares que apoyaban al que se convertiría durante casi cuatro décadas en el dictador del país, el general Francisco Franco (1939-1975). De hecho, en 1931 García Lorca había fundado, junto con el insigne poeta Rafael Alberti (1902-1999), la asociación de intelectuales antifascistas.

Setenta y tres años después de aquel crimen y tras varios años de pleitos legales y administrativos, la apertura de la fosa en la que se presumen los restos mortales del autor del "Romancero Gitano" está en curso. La excavación, solicitada por los familiares de varias de las víctimas allí enterradas, comenzó a finales de octubre. Y aunque oficialmente lo que se busca no es la osamenta de García Lorca, ya que sus descendientes se oponen a la exhumación, la expectación es enorme.
Hasta ahora, sin embargo, los arqueólogos no han desenterrado ningún despojo humano. "No se ha encontrado nada todavía", señalaron a dpa fuentes del gobierno regional de Andalucía, que supervisa los trabajos. "Las excavaciones van con mucha lentitud", precisaron.
Las labores se llevan a cabo alejadas de miradas indiscretas, bajo la protección de una enorme carpa de 200 metros cuadrados instalada en el lugar donde fueron localizadas un total de seis fosas comunes, cuatro de las cuales van a ser excavadas en la fase inicial. En el paraje, conocido como Fuente Grande y hoy convertido en parque, una sencilla piedra al lado de un olivo recuerda al autor de "La casa de Bernarda Alba" y a los demás asesinados. "A la memoria de Federico García Lorca y de todas las víctimas de la Guerra Civil", reza la inscripción.

Se sabe que junto con el poeta, nacido en la cercana localidad granadina de Fuente Vaqueros, fueron enterrados el maestro republicano Dióscoro Galindo y los banderilleros anarquistas Francisco Galadí y Joaquín Arcollas. Recientemente se supo, sin embargo, que también podrían yacer allí el inspector municipal de tributos Fermín Roldán y un restaurador granadino, Miguel Cobo Vilches, muerto en 1937.

Pero la gran incógnita es si García Lorca realmente está en aquella fosa. Sus herederos -en concreto, sus seis sobrinos- se oponen a que el cuerpo, de hallarse allí, sea "removido". Sin embargo, la familia se reserva el derecho de identificarlo mediante un cotejo de ADN si lo consideran oportuno.

Esta postura dista de la que mantenían hace poco más de un año, cuando la sobrina-nieta del poeta, Laura García Lorca, anunció tras una negativa de muchos años que ya no impedirían la exhumación. En aquel entonces fue el juez Baltasar Garzón el que ordenó la apertura de la fosa, en el marco de una investigación de los crímenes del franquismo que luego no prosperó.
La familia del autor de "Yerma" argumenta que su oposición se debe a que no quieren que Lorca destaque por encima de otras víctimas anónimas -se habla de varios centenares- en aquel paraje. "Lo que queremos es defender la dignidad y la memoria de nuestro tío", dicen.

Por si acaso, los herederos del poeta y dramaturgo lograron que la zona fuera declarada un cementerio, de manera que sus restos podrían permanecer allí.
Pero hay quienes piensan que el verdadero temor de los sobrinos es que se abra la fosa y el cuerpo de Lorca no esté allí, ya que eso alimentaría todo tipo de conjeturas que ya llevan tiempo circulando.
Se especula, por ejemplo, con que la familia recuperó el cuerpo poco después de la ejecución y que lo enterraron en la Huerta de San Vicente, donde hoy se encuentra una casa-museo del autor. Otros afirman que en realidad no fue fusilado y que murió en 1954, después de quedar mudo...
"Todo eso es absolutamente disparatado", repite una y otra vez Laura García Lorca. "Incluso se dijo que el cuerpo está oculto en mi casa de veraneo en Nerja", critica.
Lo cierto es que, en opinión de algunos expertos, los restos de García Lorca podrían ser reconocidos a simple vista, ya que el poeta tenía dolicefalia, es decir, un cráneo más grande de lo normal. Algo similar ocurre con el cuerpo de Galindo, "el maestro cojo de Pulianas", al que le faltaba una pierna. Pero también los familiares de éste se oponen, de momento, a la exhumación. Los descendientes de las demás víctimas, en cambio, la apoyan.
En todo caso, el pacto de confidencialidad suscrito con el gobierno andaluz estipula que sólo se harán públicos los datos que las familias permitan.

Esta incertidumbre carcome a muchos expertos y también a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), que lleva años abriendo fosas en busca de las 120.000 víctimas de la Guerra Civil que todavía yacen en zanjas y cunetas a lo largo y ancho del país.
Para esta asociación, García Lorca es el mayor símbolo de la represión franquista. "Él se merece un funeral de Estado", dice su presidente, Emilio Silva. Lo mismo opina el escritor Manuel Vicent, quien lamentó que el poeta siga sepultado en una fosa "como un perro". "Es imprescindible enterrarlo con toda la gloria para que nuestro país se recupere de la degradación que supuso su muerte", sentenció.
Así lo cree también el hispanista irlandés y biógrafo de García Lorca, Ian Gibson, que lleva décadas dedicado al estudio de su figura y que en 1971 descubrió el lugar donde se presumen los restos del poeta gracias a las revelaciones que le hizo Manuel Castilla, "Manolo el Comunista", el hombre que lo enterró aquel día de agosto de 1936.
En sus palabras, la exhumación serviría además para sacar a García Lorca "de ese indigno lugar y recuperar la memoria de su asesinato".
"Los Lorca creen que el desaparecido más célebre y quizás más llorado de la Guerra Civil, el segundo embajador de España más importante después de Miguel de Cervantes, es de su propiedad", critica. "Pero no es así. Lorca no pertenece a su familia, sino a la humanidad".

"Queremos saber si lo torturaron, si le reventaron el cráneo con la culata de un fusil, como se ha alegado. Defraudarnos a estas alturas, escamotearnos la verdad, no decirnos, como mínimo, si ésta o no está, sería de una crueldad indecible", sostiene Gibson.

Hace unos días, el hispanista irlandés quiso visitar la fosa, que vio por última vez hace unos 40 años. Pero los vigilantes privados que custodian el recinto le negaron la entrada. "Fue una situación entre tensa y triste", comentó resignado.

A la derecha política en España, la apertura de fosas comunes de la Guerra Civil nunca le ha gustado, ya que a su juicio únicamente sirve para abrir viejas heridas. En esta línea, el escritor Juan Manuel de Prada sostuvo recientemente que "lo de García Lorca servirá para que Gibson o cualquier otro fetichista lorquiano se haga la foto con la calavera". En sus palabras, "lo que se quiere en el fondo es azuzar odios dormidos".

1 comentario:

  1. Serìa interesante saber què pasò en realidad con Lorca; yo no creo tan disparatadas las ideas de que pudo seguir un tiempo màs con vida o que estè enterrado en un lugar elegido por sus familiares y herederos.
    Sòlo Dios sabe...
    Saludos, buen finde

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