19 mayo, 2010

PERSONALISMO FILOSOFICO.....

REALIDAD

Personalismo filosófico

PBRO. DR. JOSÉ JUAN GARCÍA - ESPECIALISTA EN BIOéTICA.

El personalismo es una filosofía realista y original, que insiste en algunos rasgos antropológicos característicos, que en breve enunciaremos. No soporta ni el idealismo ni la deconstrucción del hombre: el mundo es ser real, el hombre es real, y no sólo real, sino denso, profundo y estable. ¿Qué implica esa densidad? Implica, entre otras cosas, capacidad cognoscitiva ajena al relativismo; libertad entendida no solo como libertad de la acción sino de la persona en su totalidad; subsistencia, no opaca sustancialidad hostil a la subjetividad; la convicción de la existencia de un núcleo permanente, inalterable y común a todos los hombres, se llame estructura de la personalidad (Edith Stein) o, más clásicamente, naturaleza humana; la radicación del hombre en una estructura ética que conforma su mundo interior y, finalmente, la profunda convicción de que la persona posee una dimensión religiosa y trascendente, convicción que queda reflejada en que todos los personalistas son creyentes: cristianos, la mayor parte, junto a algunos judíos.

Algunos autores, como J. Seifert, opinan que "el verdadero personalismo no es una escuela filosófica de las últimas décadas, restringida a un pequeño número de adeptos, sino en realidad otra forma de denominar la philosophia perennis, entendida en el mejor y más amplio sentido del término". El personalismo, es una escuela que, por su carácter realista, se puede entroncar con la denominada filosofía perennis y con algunos de sus principales representantes como Tomás de Aquino, Agustín, Aristóteles o Platón, y se trata de una conexión temática. Tiene una estructura y un sistema de conexión de conceptos propio y original, que se forja, a partir y en conexión con Mounier, en el marco mental y filosófico del siglo XX.

Señalamos algunos de los rasgos que configuran su originalidad.

* Insalvable distinción entre cosas y personas y necesidad de tratar a éstas últimas con categorías filosóficas propias.

Por el peso de la tradición griega, la filosofía occidental ha tendido a elaborar conceptos antropológicos pensando principalmente en objetos o animales para después aplicarlos al hombre. El resultado de este planteamiento es que lo específico humano ha quedado encorsetado porque se ha tematizado intelectualmente al hombre como una cosa o un animal sólo que con unas características especiales. Pero la realidad es que la persona es esencialmente distinta de los animales y de las cosas y necesita categorías filosóficas propias y exclusivas.

* Carácter autónomo, originario y estructural de la afectividad.
El personalismo estima que la afectividad es una estructura esencial, originaria y autónoma de la persona y que, al menos en algunos aspectos, posee una dimensión espiritual. La afectividad constituye así una tercera columna, junto al conocimiento y la voluntad, de la estructura del hombre, siendo su centro originario y de referencia el corazón.

* Las relaciones interpersonales: dialogicidad del mundo.
El personalismo ha asumido el aporte realizado por la filosofía del diálogo acerca del carácter y de la importancia de las relaciones interpersonales. De este modo, el personalismo comprende y asume que el hombre se hace hombre sólo frente al hombre, se hace yo-sujeto frente al tú-sujeto, no frente al tú-objeto. Como es sabido, Lévinas ha desarrollado la formulación más radical de esta dialogicidad elaborando una quasi-metafísica dialógica del mundo: el diálogo es ineludible para entender al ser.

* No sólo el intelecto.
Aunque la inteligencia es una dimensión fundamental en la vida del hombre, para el personalismo no es la potencia única; además del conocimiento están los valores morales y religiosos o, si se quiere hablar en términos de potencias, la libertad y el corazón, de quien dependen las decisiones morales y la capacidad de amar. La insistencia del personalismo en la relación y en la actividad moral del hombre le orienta, por el contrario, al estudio de las múltiples dimensiones en las que se despliega la actividad humana. Fruto de este planteamiento es el tratamiento de temas como la educación, la acción, el amor, el trabajo, la actividad creadora en el ámbito estético.

* Corporeidad. Sexualidad. El hombre como varón y mujer.
Otro aspecto característico del personalismo es la tematización de la corporeidad humana. Su consideración global de la persona y su acercamiento fenomenológico al cuerpo humano le permite descubrir la riqueza de matices y la importancia que tienen todos los aspectos corporales.
La corporalidad abre el camino hacia el tratamiento de la sexualidad, y ésta conduce a su vez a otro gran tema: la dualidad varón-mujer, un dato del que la filosofía se ha hecho eco tardíamente. Todo ello abre un amplio panorama temático característico del personalismo: la reflexión sobre la mujer bien en cuanto persona bien en aspectos determinados: corporalidad, razón; el estudio de las complejas y apasionantes relaciones entre el hombre y la mujer regidas por la ley de la atracción y la complementariedad y la formación del matrimonio (unión de varón y mujer).

* El personalismo comunitario.
La afirmación de la centralidad de la persona como sujeto social permite al personalismo crear un punto de anclaje y de referencia entre los extremos del individualismo liberal y los colectivismos. Lo radicalmente importante no es ni la sociedad en cuanto tal ni el individuo egoísta, sino la persona en relación con los demás.

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