
edeas filosoficas
Un filósofo es un tipo que sube a una cumbre en busca del sol; encuentra niebla, desciende y explica el magnífico espectáculo que ha visto. William Somerset Maugham
Concediò mucho importancia tanto a las emociones, como a la inteligencia, y se alejò algo de los principios rìgidos y estrechos del Utilitarismo, perdiendo la confianza en las reformas democràticas. Para Ventham y James Mill existe una correlaciòn o identidad entre todos los aspectos de la felicidad; los placeres de la vida difieren, solamente, en cualidad. Pero Juan Stuart Mill señala una gradaciòn de placeres, unos màs altos y otros màs bajos. Segùn èl, "vale màs ser un Sòcrates descontento, que un necio satisfecho". Mill se manifiesta opuesto a la idea egoista que concentra todos los esfuerzos del individuo, de una manera deliberada, a la conquista de su exclusiva felicidad; y dice que quien persigue directamente su bienestar propio, puede fracasar en tal empeño. Con mayor claridad que sus precursores, señala el caràcter social de la moralidad, y considera a la justicia y al altruismo como sus principales fundamentos. Mill, por consiguiente, insiste en la recomendaciòn de que cada individuo se preocupe de producir con sus actos el bienestar general. El fin del gobierno radica en el bienestar social, en la supremacia de la virtud y el imperio de la inteligencia descansa la prueba de su propio èxito.
Por ùltimo, el positivismo manifiesta ser enemigo de todo sistema y cae en un naturalismo simplòn, reduce la filosofìa a ciencia. Para èl solamente tienen valor las ciencias naturales: la astronomìa, la fìsica, la biologìa, la historia natural (sobre todo Blanca Nieves y sus siete enanitos), la quìmica, y màs aùn, la quìmica culinaria..., una mesa bien surtida es para el positivista un placer.
En la primera etapa con caràcter teològico la sociedad navega en la ignorancia, y los fenòmenos naturales los adjudica a los dioses, y tenemos el fetichismo; en la seguna es filosòfica, y la razòn sustituye a la religiòn (que confunde con sùpersticiòn), y echa de ver que muchos fenòmenos o "misterios" no son tales misterios, sino leyes naturales, nada de seres ocultos o demiurgos, y del politeìsmo venimos al monoteìsmo, pero tambièn èste va perdiendo su caràcter divino, para darnos un principio metafìsico sin Dios, un ateìsmo embozado en la humanidad divinizada. Es decir, que por la razòn muchos llamados misterios quedan despejados, por la evoluciòn del progreso racionalista llega a ver en esos oscuros principios metafìsicos algo irreal, que no le llena. Basta con el conocimiento cientìfico para descorrer los "misterios", basados en la observaciòn de los hechos.
En Comte la concepciòn dialèctica se estanca en la observaciòn de los hechos, y no alza el suelo a nuevas concepciones, que, no por carecer de sentido pràctico dejan de interesar al intelecto humano. "La concepciòn dialèctica- dice Carlos Parìs- reduciendo el campo del saber sistemàtico a la matemàtica y a la ciencia natural, ha limitado a èstas el campo de la investigaciòn, que, no obstante, debe ser extendido al reino del saber filosòfico"
"Hay- al decir de Carlos Parìs- en el conocimiento humano una entrañable aspiraciòn hacia la visiòn hontonal y unitaria del misterioso y plural mundo que nos rodea, ascendiendo desde el ocaso en que nuestros ojos carnales lo contemplan hacia su resurgir matutino en la divinidad creadora" Muy cierto: el hombre no es animal que solamente piensa; cree y espera....