20 octubre, 2008

EL POSITIVISMO.....

Augusto Comte desde temprana edad diò cuenta de su talento especulativo y pràctico. Su obsesiòn fuè la de construir una nueva sociedad teòrico-pràctica, polìtico-religiosa, pero que de religiosa no tenìa nada, ya que la sociedad positiva fundada por èl le nombrò Gran Sacerdote de la misma.

El positivismo surgiò del exceso del espiritualismo frances, por un lado, y del idealismo alemàn, por otro, viniendo a parar a los hechos, a los que se palpa, que es lo que positivamente determina la verdad, basado en la experiencia. Pero si bien es cierto que el espiritualismo exagerado y el idealismo alemàn perdieron contacto con la realidad, y por lo mismo con la verdad, el positivismo al exagerar su postura y rechazar todo lo abstracto y metàfìsico tambièn cometiò otro error, pues no toda verdad pasa por el filtro experimental.

Y es bueno advertir que el positivismo no es materialismo. El positivismo, aunque se alimenta del empirismo baconiano y tiene su entronque en la experiencia, no rechaza la religiòn. Religiòn a su manera, no religiòn sobrenatural, no puede serlo, pues va en contra de sus principios. Es una religiòn sui generis: sin dogmas, sin sacramentos, sin sacerdocio; una religiòn natural. algo asi como decir que que no acepta al hombre, pero admite su esqueleto. El positivismo niega toda religiòn positiva y sobrenatural, y siendo "positivismo", niega la religiòn positiva: paradòjico.

Por ùltimo, el positivismo manifiesta ser enemigo de todo sistema y cae en un naturalismo simplòn, reduce la filosofìa a ciencia. Para èl solamente tienen valor las ciencias naturales: la astronomìa, la fìsica, la biologìa, la historia natural (sobre todo Blanca Nieves y sus siete enanitos), la quìmica, y màs aùn, la quìmica culinaria..., una mesa bien surtida es para el positivista un placer.

Los tres estados socilògicos: supone que la humanidad pasa por tres etapas sucesivas: la sociedad tiene una fuerza dinàmica que la empuja a evolucionar y la saca del primitivo estado estancado al dinàmico, pero que en la evoluciòn sufrida perdiò su inclinaciòn natural altruista (Rousseau) vivre por autrui (vivir para otro), y lo ha cambiado por el de "vivir para sì" con sentido egoista. El primitivo estado social era militar o de dominio; pasò luego al jurìdico-metafìsico, sin mayor provecho para la sociedad, y, por ùltimo, el tercero, el industrial cientìfico, el realmente pràctico, ùtil y positivo.

En la primera etapa con caràcter teològico la sociedad navega en la ignorancia, y los fenòmenos naturales los adjudica a los dioses, y tenemos el fetichismo; en la seguna es filosòfica, y la razòn sustituye a la religiòn (que confunde con sùpersticiòn), y echa de ver que muchos fenòmenos o "misterios" no son tales misterios, sino leyes naturales, nada de seres ocultos o demiurgos, y del politeìsmo venimos al monoteìsmo, pero tambièn èste va perdiendo su caràcter divino, para darnos un principio metafìsico sin Dios, un ateìsmo embozado en la humanidad divinizada. Es decir, que por la razòn muchos llamados misterios quedan despejados, por la evoluciòn del progreso racionalista llega a ver en esos oscuros principios metafìsicos algo irreal, que no le llena. Basta con el conocimiento cientìfico para descorrer los "misterios", basados en la observaciòn de los hechos.

Este tercer estado racional o positivo es el "definitivo" de la humanidad, y los misterios se aclaran mediante la razòn, como el sol diluye la neblina, y el misterio se convierte en un simple problema. Ya no tenemos misterios, la razòn los destruyò, pero en su lugar tenemos problemas, màs ocuros a veces que los misterios, porque muchos quedan sin resolver. Desconoce Comte que hay dos clases de "misteriors"; los naturales y los sobrenaturales; los naturales, una vez descubiertos, se llaman ciencia, y a los sobrenaturales, se dice dogma.

Origèn del conocimiento: Para Comte està en la experiencia nada de especulaciones metafìsicas, pues lo ùnico esencial y el objetivo exclusivo de la ciencia es lo positivo, lo pràctico. Pero en el campo ideològico del conocimiento aparecen no sòlo un conglomerado de concepciones filosòficas propias de la ciencia, sino una gama de conocimientos variadìsimos dignos de estudio; descubrimos en la ideologìa del movimiento dialèctico una entera interpretaciòn del saber filosòfico y su misiòn hacia una integral filosofìa.

En Comte la concepciòn dialèctica se estanca en la observaciòn de los hechos, y no alza el suelo a nuevas concepciones, que, no por carecer de sentido pràctico dejan de interesar al intelecto humano. "La concepciòn dialèctica- dice Carlos Parìs- reduciendo el campo del saber sistemàtico a la matemàtica y a la ciencia natural, ha limitado a èstas el campo de la investigaciòn, que, no obstante, debe ser extendido al reino del saber filosòfico"

En el saber filosòfico hay que formular dos planteamientos conceptuales; uno, el que parte de la contemplacòn del cosmos y las cosas que nos rodean, que podrìamos identificarlo quoad nos- en cuanto a nosotros- y, otro, quoad se- en cuanto al que se nos incita a la averiguaciòn de su esencia, hacia la cual se dirige la ciencia-, son dos conceptos que se complementan. La diferencia- sin que la una estorbe a la otra- salta a la vista. El conocer cientìfico opera atenido a lo real, tanto en el origen como en la meta, y el conocimiento ideal es trascendente, pero en su carrera ascendente al reino del espìritu se basa en la racionalidad creada por este mismo. Por eso, la razòn humana rebota en la irracional contingencia de los seres que toma como trampolìn, para saltar en la bùsqueda del ser necesario, meta final del conocimiento humano, meta lògica que nos lleva a la divinidad.

"Hay- al decir de Carlos Parìs- en el conocimiento humano una entrañable aspiraciòn hacia la visiòn hontonal y unitaria del misterioso y plural mundo que nos rodea, ascendiendo desde el ocaso en que nuestros ojos carnales lo contemplan hacia su resurgir matutino en la divinidad creadora" Muy cierto: el hombre no es animal que solamente piensa; cree y espera....

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