29 octubre, 2008

VOLTAIRE....



Voltaire sufriò persecuciones por sus ideas liberales que se acabò. Su pensamiento es puramente racionalista; tiene gran fe en el triundo de la razòn. En religiòn, -segùn algunos- fue deìsta pero en la pràctica fue un perfecto ateo. En polìtica vislumbrò la monarquìa constitucional que vino a imponerse despuès sobre la absoluta.

Como no era posible vencer a instituciones arcaicas que carecían de sentido comùn y de razòn y les sobraba despotismo, a la fuerza opuso la sonrisa sarcàstica; al dogma....la ironìa; a la ingnorancia....la verdad y a despotismo...el desprecio. Se ve acosado por dos fuerzas internas que le zarandean de un lado para otro: por un lado es optimista y lucha contra el mal, el oscurantismo...los prejuicios y contra la abundante paja fraseològica de la historia que oculta la verdad. Por otro, desespera ante la estupidez humana. Tanto Voltaire como Rousseau luchan contra el "iluminismo" disfrazado de materialismo y rechazan todo lo superficial, su objetivo es buscar ideas claras....

Voltaire entiende, contra Roussseau, que el hombre antes de ser bueno es entupido, y que dicha estupidez acarrea muchos males, y la ilustraciòn y cultura podràn barrer con la ignorancia y estupidez....La historia manifiesta la constancia del mal en la Tierra. El maniqueìsmo del que es portador no es el maniqueísmo tradicional, no es el de ser el hombre espectador desinteresado en el cosmos, sino en su lucha con la "sinrazòn humana" para desvanecer las sombras y la ignorancia.

En el secreto fondo de Voltaire aletea la ilusiòn de una lucha universal entre el fanatismo de la verdad y el fanatismo de la mentira, entre la razòn reveladora de la luz y la razòn justificadora de las tinieblas. No obstante la calidad de sus pensamientos, no hay en Voltaire un sistema filosófico, sino actitudes o posturas donde sus ideas quedan centradas. Esto no es impedimento para ver en Voltaire un contribuyente al trabajo filosòfico de la època.

El ideal màximo de Voltaire fue proponerse a destruir la religiòn catòlica, pues decìa: ..."Me fastidia oir una y otra vez que doce hombres fueron suficientes para propagar el Cristianismo; yo demostrarè que un solo hombre basta para destruirlo"...En sus cartas, cuantas se referìa a la Iglesia, decìa: "La infame". Lo cual no es de extrañar porque en un ambiente tan saturado de incredulidad no podìa esperarse otra cosa de Voltaire, cìnico, a quien nunca le preocupò la conciencia, si es que la tuviera...Tratò de halagar a la sociedad que le rodeaba, descreída como èl, y con su estilo elegante, càustico y de agudo ingenio, hacìa gala de su ateìsmo y se mofaba de la religiòn.

Su popularidad se debiò màs a eso, a haber caído como pez en su agua, es decir, al ambiente màs que a una labor filosófica constructiva...Su labor fue negativa, ya que su chispeante ingenio lo aplicò a zurcir ingeniosos aforismos contra la moral, la religiòn y contra todo lo sobrenatural, volcando sus odios en especial contra la Iglesia y la Compañìa de Jesùs, que se enfrentò a sus osadìas y sandeces.

En resumen, la moderna incredulidad, la apostasía, el indiferentismo religioso, moral perniquebrada, la subversión a toda autoridad, la tendencia al automatismo y hedonismo, la aversión a todo lo sobrenatural, arrancan de la filosofía del "siglo de las luces", del siglo XVIII oasadas al XIX, y cuyas consecuencias hoy sufrimos y palpamos, pues su luz no alcanza a la nariz y nos deja a oscuras en los misterios que encierra el mundo, el hombre y Dios.



2 comentarios:

  1. Excelente amiga... excelente... lo has descrito de una forma tan clara y natural... asi es el... y asi somos nosotros... y a oscuras seguiremos... tratando de buscar nuestra nariz sin poder aun tocarla...

    Un beso.

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  2. Excelente Blog; lo visitaremos mas seguido.


    saludos desde Chile

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