19 marzo, 2009

SAN JOSE DE CALAZANS....

Regularmente se nos ha acostumbrado a leer "maravillas" a veces inverosìmiles en la vida de los santos. Erroneamente se les despoja de su condiciòn eminentemente humana, convirtièndolos en seres inalcanzables, con virtudes heroìcas y arrojos, por la causa de Dios fantàsticas desde la infancia, incluyendo, por supuesto los famosos milagros que dizque hacen y ni decir de los arrebatos mìsticos y visiones sobrenaturales que tienen.

Tonto error...Fantasìas piadosas que no le hacen ningùn bien ni a la verdad històrica a la que deben ser fieles los biògrafos y mucho menos a la Iglesia que tiene en cada santo un testimonio divino-humano de que el mensaje evangèlico es vivencial, real, pràctico, cotidiano, factible a todos.

El padre Severino Giner Guerri, un escolapio del siglo pasado, pone tranquilamente a un lado las santurronerias beatas y se embarga sobre la biografìa de su fundador Josè Calasanz Gastòn, alzado a los altares casi un siglo despuès de su muerte, en los setecientos, ampliamente conocido en los cinco continentes como San Josè de Calasanz.

Su vida terrenal fue larga...muriò en Roma a los noventaidos años cumplidos. Hay que ver lo que significa vivir tantos años entre los siglos XVI y XVII, cuando los progresos mèdicos y las condiciones de higiene tan pobres, daban un promedio general de vida de treinta y tantos a cuarenta años como mucho.

Habìa nacido en 1556. No era noble, tampoco de extrema pobreza, aunque luego la abrazò voluntariamente y la convirtiò en orgullo y ejemplo para su congregaciòn escolapia. Escuelas Pias, Escuelas buenas y como pràctica diaria de sus hijos.

A los veintidos años fue ordenado sacerdote. Nueve años despuès se fuè a Roma con sus bàrtulos, corrìa el 1592, solo un siglo despuès del descubrimiento de Amèrica. Querìa ser canònigo, querìa hacer carrera...pero ello no entraba en los planes de la Providencia de Dios.

Mas que una canongìa, un obispado o un cardenalato para aquel cura españo, de entonces treinta y tantos, se abrirìa el cielo infinito... interminable...apasionante de la enseñanza a la infancìa, noble o plebeya, pobre o miserable, no importaba...Enseñar...formar...conducir, serìan para èl y los hijos de la Congregaciòn por el fundada su pasiòn siempre creciente.

Cuando el P. Giner escribe esta biografìa ya se habian escrito dos estudios crìticos sobre este Santo-Hombre de dotes excepcionales. Una publicada en 1949...la otra en 1963...Los historiògrafos de la Iglesia y fuera de ella se han sentido picados, y es natural, de la curiosidad.

Tantos años vividos y siempre fiel...tantas dificultades sufridas...y siempre fiel...Tantas incomprensiones, deserciones, traiciones, y siempre fiel. Tantas intrigas...tantas humillaciones en plena venerable ancianidad, y siempre fiel.

Sin un desmayo...Sin un Rencor...Sin una venganza...Sin un exabrupto. Todo para los niños, por los niños y su formaciòn cristiana. Dando un salto gigante a su època. Señores, eso ha llenado de curiosidad a los investigadores modernos. Se seguirà hablando de èl por mucho tiempo....

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