04 julio, 2007

DE ESFUERZO...EN ESFUERZO


Hacer un esfuerzo, como por ejemplo bañar nuestra mascota, bajar a buscar el periòdico, que no cayò al balcòn , hacer el cafè, poner un poco de orden en la biblioteca, aprovechar los largos apagones para limpiar el freezer, quitar el polvo de las persianas, y asì, pesa. Aunque no son cosas del otro mundo, son pesaditas de hacer reiteradamente.

Hacer un esfuerzo como terminar de leer un libro medio aburrido, conducir para llegar hasta nuestro trabajo, teclear en la computadora cuando, aunque las ideas florecen, el ànimo anda como desconcertado y sin eso…¡sin ànimo! Cualquiera puede.

Hacer un esfuerzo y sonreir al saludar a una persona a la que, aunque no nos haya hecho nada, no inspira, ese obsequio de nuestra parte.
Esforzarse y dar un abrazo con su beso añadido, aparentemente sincero, pero con su surrapa,. Hacer un esfuerzo y decir que si, cuando nuestro intimo deseo era decir no, y ocuparnos en otra cosa de nuestro interès.

Esforzarnos en decir que no, cuando nuestra ìntima convicción era debimos haber dicho que sì, pero una de esas pesaditas cosas que se hacen con esfuerzo nos lo impiden.

Y asì transcurrre la existencia de todos, de esfuerzo en esfuerzo, de mini-lucha en mini-lucha, desde el comienzo hasta el final. Sin que sea posible un alto en ese pedregoso camino de la vida, sin que sea posible un reposo, por mìnimo que fuere, a excepción de cuando dormimos, y aun asì, muchas veces nos cercan mil fantasmas, nos aterrorizan mil pesadillas, nos mantiene en inquieta duerme-vela todos los tormentos.

Con todo, aunque parezca un contrasentido, amamos la vida, queremos hacerla placentera, y no deseamos desprendernos de ella. El esfuerzo es su reto. Es la razòn de su sin razòn. El problema existencial, que ha atormentado a tantos en el decurso de los siglos.

Vayamos de esfuerzo en esfuerzo. Un poquito ahora, otro poquito màs adelante y asì vamos llenando, de pequeños heroísmos, como florecitas, una existencia que de otra forma se haría árida e insoportable.

Una minucia ahora. Una brizna ahorita, una pavesa después, no hay manera, así es que estamos. Así vivimos.

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