12 julio, 2007

Y QUE, A LA FELICIDAD...


El hombre vive y muere traspasado por una pasiòn irrefrenable, loca, hacia la Felicidad.

Muy probablemente sea la unica cosa por la que el hombre cometa las mayores locuras, los mayores desatinos. La ùnica cosa por la que se agite y estremezca y tiene como una hoja; frente a la inminencia de su pèrdida.
La Fisolofìa, la religiòn, las doctrinas sociales, polìticas y econòmicas, la literartura y el arte; Todas son un canto de ensalce y loa a como aspiraciòn suprema en la vida.
Ninguno de los avatares de la existencia significarìan nada para el hombre, sino fuera porque implican el menoscabo y la destrucciòn de la felicidad.
El dolor fìsico, la guerra, la enfermedad, el hambre, la desnudez y el desamparo. El abandono, la soledad y muerte, fueran peccata minuta, sino presumieran contra la felicidad, que es nuestro tormento y obsesiòn.
En aras de la felicidad, en su altar imponente se inmolan fortunas, reputaciones, talentos.
Generaciones enteras, desde los albores de la humanidad han quemado sus alas ante la inminencia de su ardor radiante.
Las campañas polìticas han sido y son campañas en la que se brinda al pueblo la felicidad, porque el polìtico, como el mèdico o el cura son agentes, supuesta o realmente de la humana felicidad, aunque generen catàstrofes.
Muchas veces mi propia felicidad es imcompatible con la felicidad de los demàs, y ya està en conflicto en piè.
Muchas veces la felicidad de los demàs engendra gozo en mì y entonces reina la armonìa y adecuaciòn entre mi yo y sus circunstancias.
Algo debe de andar mal, cuando siendo la felicidad lo que es, para el ser del hombre, este rarìrisima vez la alcanza.
Me temo que lo que pasa es que no sabemos donde hallarla.
La felicidad es mas que nada un estado de ànimo. Una actitud mental. Un convencimiento interior.
La felicidad, decìan los latinos, estaba en la mente y no en las cosas..."felicitas est in mente, non in res!
En medio de las mayores penurias y dolores atroces se puede ser feliz, no cabe dudas; como se puede ser profundamente desgraciado nadando en la abundancia.
Si me dispusiera, internamente, organizàndome, a disfrutar la vida con lo que hay, a convencerme de soy libre, de que me siento fèliz, es casi seguro que lo sea realmente.
Por aquello de cualquier tiempo pasado fue mejor, dentro de quince o veinte años nos lamentaremos de las "bonanzas" de ahora,como ahora añoramos a cada rato las de antaño....y ni ayer ni hoy las cosas son mejores o peores, lo que està mejor o peor es mi mente que las juzga, eso podemos darlo por descontado.
Seamos realistas la felicidad, està dentro de cada uno.
Una fiesta, un viaje de placer, una mansiòn, una abultada cuenta de Banco, una salud rebosante, ayudan no cabe duda, pero si falta la actitud interior es inùtil. No no habrà felicidad. Predominarà el FATUM.
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