...."Las obras literarias no han sido escritas para comentaristas o crìticos (aunque a veces crìticos y comentaristas se crean otra cosa)...Las obras literarias han sido escritas para un ser tierno, inocentìsimo y profundamente interesante: "el lector". Las obras literarias no nacieron para ser estudiadas y analizadas, sino para ser leìdas directamente intuìdas"...
Dàmaso Alonzo.
Ser un esteta. Ser un crìtico. Ser un alpinista en las cimas y buceador en las simas de la inspiraciòn humana. Sueño que muchos acarician y pocos logran. Tarea cautivante y de aposento alto. En ella se conjugan, el olfato delicado, la intuiciòn aguda, la apreciaciòn correcta. En ella ponen su cuota, el sentido de lo justo, la medida de lo bello, el equilibrio, la exactitud, la ecuanimidad....
Hay crìticos modestos. Sus voces se elevan como volutas de azul humo, movidas por cèfiros ondulantes. Los hay que son absorventes. Aparecen señaladores y àrbitros que llenan toda una època. Unos no siempre manejan de la mejor forma su incisiva influencia. Otros son proclives a la complacencia. Y los de màs alla flojos, repetidores de las mismas frases bonitas.
Lo verdaderamente difìcil de esta labor de Crìtico es la estructuraciòn de un criterio de opiniòn estètica, que no es cualquier opiniòn, vàlido para la generalidad de las personas afines al Arte o no. Ademàs, ese criterio no puede ser subjetivo. Ni puede tampoco ser una opiniòn caprichosa, ni pasible a ningun otra influencia que sea la BELLEZA misma y la Emociòn Estètica que su contemplaciòn genera.
La historia de las Artes y las literaturas, que es de siglos, ha tenido infinidad de crìticos y estetas, pero no fue hasta fines del pasado 19, y los primeros cuarenta años del 20, que un "bouquet" de preceptistas, lo invadirían todo con la honda capacidad y sutileza de su opiniòn artìstica y entre ellos tenemos a Paul Valery, cuyo nombre se proyectò desde la primera mitad del siglo XX, con el mas intenso brillo de la inteligencia crìtica del momento.
Naciò Paùl Valery en Sete, a orillas del Meditarràneo en el 1871, interesándose desde su primera jueventud en lo que serìa el tema dominante de su vida, la critica y como funciona el pensamiento. Cuando falleciò a orillas del Sena, en 1945, habìa conquistado fama y honores universales.
La crìtica periodìstica es considerada un arte difìcil, lo que en primer lugar pide el lector al crìtico es que lo tenga al corriente de las novedades en espectàculos, literatura o arte, para ayudarle en su elecciòn. Esta función de informador va teniendo màs importancia a medida que la producciòn teatral, literaria o artìstica va creciendo. El papel del crìtico, pues es inmenso, como ordenador de nuestros placeres y formador de nuestros gustos.
Se da el caso, que en ocasiones existe un gran peligro que amenaza al crìtico, y es que llegue a sentir una verdadera saturaciòn, por asì decirlo, obligado como està a devorar libros o asistir a casi todas las representaciones, acabando por no importarle gran cosa lo que hace.
La idea obsesiva de Vàlery siempre fue la "mecànica" que rige a la mente creadora de la belleza en las artes plàsticas, pero sobretodo en la literatura. De èl, en este Segundo Tomo de "PAUL VALERY: OBRAS ESCOGIDAS", Elizondo dice. ..."Vida y otra se complementan en la figura de la explicaciòn que no dà de si mismo en todo, lo que escribiò que no fue poco, este pensador que trata con sorna a la filosofìa, este escritor que desconfiaba de la literatura, este poeta que meramente a tìtulo de ejercicios de una gimnasia mental dejò dos o tres de los màs grandes poemas de la època moderna."
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