31 enero, 2010

LOS TERREMOTOS Y HAITI....

El terremoto en Haití liberó una energía equivalente a una explosión de 200.000 kilos de TNT (trinitrotolueno).

La madre naturaleza, con cierta frecuencia, manifiesta el movimiento que se da en sus entrañas. Una forma de exteriorizarlos es con los temidos terremotos que en algunos casos genera solamente pánico y en otros, además del susto, deja una estela de destrucción y muerte como recientemente sucedió en Haití.

Por: Diego Arias Serna
Madrid (España).- Pero la Tierra desde sus inicios ha estado en constante actividad. De la Pangea (cuando el planeta era un solo bloque) pasó a dividirse en varios continentes separados por océanos, y por las actividades en su interior, se formaron las montañas y volcanes. Hay mares que han desaparecido, lagos que alguna vez existieron, ríos que han cambiado su curso o han dejado su huella y, en forma natural, han aparecido y desaparecido especies vivientes a lo largo de millones de años.
La causa de los terremotos radica en la dinámica de la Tierra. Se calcula que cada minuto que pasa el planeta se mueve —suave o bruscamente— 2 veces, es decir, desde el amanecer hasta cuando se oculta el Sol y vuelve a salir, tenemos 2.880 movimientos sísmicos de manera natural. Y al año suceden aproximadamente un millón cuarenta mil sacudidas. Por fortuna, la mayoría no los sentimos pero sí quedan registrados en los sismógrafos.
¿Cómo se explican los sismos?
Son varios los motivos: actividades volcánicas, el mismo hombre, pero la causa más común se debe al movimiento de las placas tectónicas. La corteza de la Tierra está formada por 12 placas de unos 70 kilómetros de grosor. Ellas son: la Norteamericana, Suramericana, Euroasiática, Africana, Antártica, Indoaustraliana, Filipinas, del Pacífico, Cocos, Caribe, Árabe y la placa de Nazca que está al frente de Chile y Perú, en el Pacífico. Ésta es la mayor de todas, abarca casi todo el océano Pacífico y su actividad dio origen a las islas Hawai.El movimiento de estas placas generalmente es lento y casi imperceptible, otras veces las placas chocan entre sí sobre una masa fundida de magma que está en las profundidades de la Tierra, sirviendo de base a la corteza terrestre. Ésta magma se encuentra en estado líquido, sólido y gaseoso a temperaturas que van desde 700 a 1.500 grados Celsius (oC), y ella impide el desplazamiento de las placas, generándose una acumulación de energía que en algún momento debe liberarse.
Lo hace precisamente durante el sismo.
Pero es justamente el movimiento de estas placas tectónicas lo que a lo largo de los siglos ha originando los continentes y los hermosos relieves geográficos como la cordillera de los Andes con sus volcanes y nevados.Los lugares del planeta donde las placas ejercen presión entre ellas se conocen con el nombre de fallas, como la de San Francisco que va desde California en Estados Unidos hasta Baja California en México. Y es en estas fallas donde más probabilidad hay de presentarse un movimiento telúrico. Sólo un 10% de los terremotos suceden lejos de los límites de estas placas.
La profundidad, factor decisivo
Otro factor a tener en cuenta en un terremoto es la profundidad de su origen, haciendo más daño si éste es de poca profundidad. Así, que si cerca del epicentro del sismo hay población y sus viviendas no son sismo-resistentes, hay mucha probabilidad de que el desastre sea muy grande y eso fue justamente lo que pasó en Haití, puesto que se produjo a 15 kilómetros de distancia de Puerto Príncipe y su profundidad fue de 10 kilómetros.
Si colapsó el palacio de gobierno y la catedral, que debían estar bien construidos, era apenas obvio que las viviendas de la mayoría de su población marginada se fueran al piso, con un terremoto que liberó una energía equivalente a una explosión de 200.000 kilos de TNT (trinitrotolueno), cuando emergió la energía acumulada en las placas tectónicas del Caribe y la de Norteamérica.
Sabemos que los terremotos se dan súbitamente, pero la energía liberada se ha ido acumulando con meses y años de anticipación en forma de tensiones de la corteza terrestre. Entonces tenemos derecho a preguntarnos: ¿si detectando esas tensiones se podría predecir la vecindad de un terremoto?
Los estudiosos de la sismología son tajantes en afirmar que no hay forma directa de observar o detectar estas tensiones cuando alcanzan niveles peligrosos, pero ya hay grupos de investigación que pueden mejorar la probabilidad de predecir la presencia del sismo.
¿Predecir un sismo será posible?
Hoy, con técnicas como el GPS (sistema de posicionamiento global) y otras técnicas de recolección de datos con satélite, los investigadores pueden medir directamente la velocidad del movimiento de las placas tectónicas (10 a 100 milímetros por año) y será posible, conociendo ese movimiento, predecir la energía acumulada y anunciar el sismo.
Al respecto, Jacob Yates, investigador en el Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la Nasa dice: “Uno de estos métodos es el Radar de Apertura Interferométrica-Sintética (Interferometric-Synthetic Aperture Radar, InSAR). InSAR es un proceso en el cual dos imágenes de radar de un área tectónica se combinan en una operación llamada fusión de datos, con lo cual se puede detectar cualquier cambio en el movimiento de la superficie.Esta técnica es muy sensible como para detectar lentos movimientos del suelo. Y si se combina con la amplitud de la visión que los satélites pueden ofrecer, permite a los científicos observar los pequeños movimientos y contorsiones de los terrenos alrededor de zona de falla, en una forma mucho más detallada de lo experimentado hasta ahora”.
Otro grupo de científicos de la Nasa dirigidos por Carol Raymond del Jet Propulsion Laboratory (Laboratorio de Propulsión a chorros) presentó un estudio recientemente, donde plantea la posibilidad de pronosticar terremotos desde el espacio. Raymond formuló un plan de 20 años para desplegar una red de satélites -- Sistema Global de Satelites para Terremotos, (Global Earthquake Satellite System, GESS) -- que utilizará InSAR para vigilar las zonas de fallas en todo el mundo.
El papel de la ciencia frente a los terremotos
Ella dice: “los científicos podrán eventualmente usar los datos de InSAR para determinar cuándo las tensiones de la corteza terrestre alcanzan niveles peligrosos, emitiendo una “evaluación de peligro” mensual para una falla conocida. Los pronosticadores podrían informar que la posibilidad de un gran terremoto en, por ejemplo, la falla de San Andrés durante el mes en curso, es de 2%, o 10% o 50%”.
Otras ideas se experimentan en la comunidad científica para pronosticar terremotos. Friedemann Freund, investigador en el Centro de Investigación Ames de la NASA y profesor de física en la Universidad del Estado de San José explica: “En los años 80s y 90s, científicos rusos y chinos notaron algunas anomalías térmicas asociadas con los terremotos en Asia -- por ejemplo, el terremoto de Zhangbei de 1998 cerca de la Gran Muralla China. Este terremoto ocurrió cuando las temperaturas en la región rondaban los menos 20º C. Justo antes del terremoto, los sensores termales detectaron variaciones de temperatura de hasta 6 a 9 grados, según los documentos chinos”.
Así que los satélites equipados con cámaras IR (infrarrojas) podrían usarse para detectar puntos de temperaturas anormales desde el espacio. Y eso fue lo que hicieron el grupo de colaboradores de Freund cuando examinaron datos de Infrarrojo recogidos por el satélite Terra de la NASA y descubrieron un calentamiento del terreno en la India occidental, justo antes del terremoto de Gujarat el 26 de enero de 2001, que dejó más de 26 mil muertos. “La anomalía térmica llegó hasta los 4º C”, dice Freund.
Una esperanza
Poder pronosticar terremotos se conoce como el Santo Grial de los científicos de la sismicidad y ha sido considerado imposible por muchos investigadores, pero las nuevas investigaciones arrojan nuevas esperanzas.
Pero en Haití otras “placas tectónicas” han estado presente a lo largo de su historia y han producido, como el terremoto del 12 de enero, miseria para su población. Una primera “placa” se originó con la colonización de los franceses, el tráfico de esclavos negros de África, (llegó a tener una población de 700 mil a finales del siglo 18) y el cultivo intensivo de caña de azúcar para los ingenios azucareros franceses, que acabó con la fertilidad de la tierra. La otra “placa” se ha ido formando con una clase gobernante inepta y corrupta, y como “magma”, una población que ha sobrellevado la secuela del desastre generado por esas dos “placas”.
Así que no es casual que las condiciones de vida en Haití, antes del terremoto, mostraran una situación indignante para la mayoría de su población. El 70% han vivido con menos de 2 dólares al día, el 47% es analfabeta, el presupuesto para educación es apenas del 1.4% del PIB, en un país donde casi el 50% de la población es menor de edad y un 98% de su territorio está deforestado.
Por las cifras anteriores, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ubica a Haití como el país más pobre de América Latina y está en el puesto 149 en el ranking de bienestar o como lo llama la ONU de su Índice de Desarrollo Humano.
Con el panorama anterior, entonces ¿Por qué Haití no había llamado la atención de la prensa y gobernantes de las naciones ricas?
Jared Diamond, profesor de geografía en la universidad de California y premio Pulitzer en 1998, en su libro Colapso, analiza el fracaso y el éxito de las sociedades a lo largo de la historia y pone a Haití como ejemplo de cómo la mala gestión ambiental y el fracaso en la gobernabilidad han arruinado un territorio.Haití: un permanente “terremoto” social.
A pesar de que Haití fue la primera sociedad libre de América Latina, cuando la rebelión de los esclavos conformó la primera república negra en 1804, ha sido el país de América Latina con más problemas de gobernabilidad. De 22 presidentes, entre 1843 y 1915, 21 fueron asesinados.
Desde 1915 hasta 1934 fue invadida por Estados Unidos.
Los Duvalier, padre e hijo, convirtieron a Haití en su propio botín desde 1957 hasta 1986 y con la mirada impávida del resto de naciones, sacaron millones de dólares para acumular en la banca Suiza. La última década de siglo XX y los inicios del XXI, tuvo protagonismo el reverendo Jean-Bertrand Aristide. Y quien se creyó que iba ser la redención de los haitianos, no pudo terminar su primer mandato por un golpe de estado en 1999.
Su segundo mandato terminó en 2004. Pero con él aumentó la violencia, inicialmente auspiciada por la oligarquía que se apoyó en grupos paramilitares y luego llegó la polarización del país entre sus amigos y enemigos.
La suerte de Haití se decidió mucho antes del terremoto del 12 de enero. Y cuando los titulares de los periódicos cubran otras noticias, nos debemos preguntar si Haití seguirá olvidada y quiénes se beneficiarán de las donaciones económicas que se han recogido.
Por: Diego Arias Serna
Madrid, España Doctor en Física, Universidad Complutense de MadridProfesor-Investigador, Universidad del Quindío
Presidente Fundación Semillero Científico

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