09 enero, 2007

LA HORCA....

Hay crìmenes que por su naturaleza inhabilitan al que los comete para seguir viviendo, tan campante como uno màs.
Hay crìmenes, y aquì se han cometido, de tal bajeza e inmisericordia que marcan por el resto de sus dìas a sus hacedores, en ese caso condenarlo a morir es un imperativo de la sociedad.
El crimen perpetrado, es de tal condiciòn, por su gravedad, que quien lo comete ya no merece vivir, y pareciera, que sòlo naciò para cometer ese crìmen y ser condenado a muerte.
El llevar a cabo una condena a muerte es la ejecuciòn. Las ejecuciones se hacen de muchas maneras: ahorcamiento, electrocutaciòn, garrote vil, guillotina, fusilamiento, inyecciòn letal, hoguera, crucifixiòn...y suponemos que habrà muchos màs.
Para el castigo, el hombre ha inventado muchas fòrmulas.
Algunas de estas fòrmulas ya no se usan, como por ejemplo la hoguera que resulta como demasiada aparatosa y cruel para estos tiempos. Precisamente en esos tiempos se ejecutaban en masa judios, en càmaras de gas, en Alemania; y desafectos o sospechosos al gobierno, en masa, sepulsados en la Siberia, en Rusia...pero bueno, digamos que estos tiempos "son mas civilizados"...
La pena de muerte es la indicada para crìmenes de lesa humanidad. Donde el respeto por el hombre era escupido y pisado a mas no poder.
Rebuscando en nuestro revolcadero de libros sobre ejecuciones mas o menos contemporàneas, me encuentro con algo que ocurriò por el año 1989, se trata de un joven, Allan Dodd, que violò y masacrò de una forma espeluznante a tres niños en Washington, despuès de pasarle juicio fue condenado a una apacible cadena perpetua.
La muerte por ejecuciòn es la que pedian los grupos sociales a su comportamiento vesànico y fiero, el lo reconociò que sì, que eso era lo que merecìa, y fue al cadalso convencido de la justeza de su castigo.
Llegamos a la conclusiòn que el hombre no ha cambiado. La fiera que vive en èl permance. Es capaz de cometer los crìmenes màs horrendos, y los actos vergonzantes màs sucios. Lo triste del caso es que los que lo juzgan y lo condenan son tan pasibles a ser tambièn culpables y criminales como el mismo que condenan. Pero, esa es la vida.
La pena que se aplico a este jover fue por ahorcamiento.
Los còdigos procesales antiguos, por ahì por el siglo XII, dan cuenta de este castigo mortal especìficamente para ladrones.
Fue aplicado preferentemente en Inglaterra, la costumbre de ahorcar criminales, enemigos, herejes...y demàs se extendiò a todo el mundo.
El nudo alrededor del cuello. La capucha negra sobre la cabeza del condenado. El piso falso que permite, cuando es retirado mecànicamente, que el reo caiga violentamente al vacio y se quede balanceando, quebrado el cuello, desencajadas las mandìbulas y la lengua, y lo màs triste el aflojamiento de los esfìnteres lo que hace que expire en medio de sus propias inmundicias goteantes.
La capital del Imperio ha retomado, despuès de haberlo descontinuado el antiguo castigo.
El aumento creciente de la poblaciòn mundial...el aluviòn de una propaganda impregnada en sexo y violencia, la urgencia de mil necesidades reales o imaginarias han tornado al mundo en un sitio realmente peligroso en el que hay que andar con cuidado.
La vuelta a la horca màs que un retroceso parece una advertencia.
Los paìses que la habìan suprimido la han vuelto a adoptar como un freno, y ni aùn asì.
Aquì la habìa y se suprimiò. Se suprimiò la letra de la ley pero no su espìritu. Se siguiò condenando a muerte aunque ningùn tribunal hablara en sus condenas de tales cosas. Es como jugar dos bases al mismo tiempo.En segunda y en tercera el mismo pelotero. No hay pena de muerte, pero...se ejecuta.
Algunos han planteado que debe revivirse ese castigo. La pena de muerte legal, tiene una amplia tradiciòn con estos predios desde los tiempos de la colonia.
Los maniqueos se escandalizan con mil espavientos. Los prudentìsimos abrigan mil temores, y con razòn...Los radicales, un poco fariseos ellos, la defienden a rajatablas. Habrìa que pensarlo despacio, pensarlo, que serìa en realidad lo mejor...

1 comentario:

  1. "es que los que lo juzgan y lo condenan son tan pasibles a ser tambièn culpables y criminales como el mismo que condenan"

    Ahí está la clave.

    Ese retroceso... yo lo veo como un espectaculo, para mostrar poder humillando totalmente al vencido.

    Yo creo que la peor tortura es una cadena de muerte, con la pena de muerte el vencedor es el que muere ya que se le libera de este mundo.

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