EL HOMBRE...¿ANGEL O DEMONIO?

La vida de todo hombre es un camino hacia sí mismo...la tentativa de un camino...la huella de un sendero...Ningún hombre ha sido nunca por completo él mismo; pero todos aspirán llegar a serlo...oscuramente unos, más claramente otros...cada uno como puede"...Hermann Hesse.
Somos dioses y demonios a la vez, no cabe dudas. Las religiones, las filosofías, las teorías sociales y políticas, los profetas, gurues, héroes y visionarios de todos los tiempos, han equivocadamente apuntado en sus catecismos una separación a rajatabla que no es así, entre esos dos mundos, el lleno de luz y el inundado de tinieblas, que se contraponen y a la vez se complementan, que se rechazan y a la vez se gustan, que se detestan y son todos en uno...

Amor y odio...Tranquilidad y angustia...Luz y tinieblas...Exuberancia y aridez...Seguridad y temor...Escándalo y silencio...Fuerza y debilidad...Salud y enfermedad...Fervor e indiferencia...Entusiasmo y apatía...Hartazgo y hambre...Riqueza y pobreza...Inteligencia y altanería...Grandeza y ridiculez...nobleza y plebería...Belleza y fealdad...crudeza y.....................

Lo que antecede no son como pudiera parecer un mero juego de palabras antónimas. Son algo más, son el espejo evidente de la cruda y pedregosa dicotomía del mundo...De la división del Universo...De los campos deslindados del espíritu humano...Precisamente al contrastar, y porque contrastan, es que brilla a la razón del hombre la vida, como algo armónico, apetecible y bello.

El permanente problema del bien y del mal, es el que nos plantea Hermann Hesse, novelista suizo de origen Alemán, en su novela DEMIAN, Premio Nóbel de Literatura en 1946, considerado el más acabado cultor de la lengua alemana, dejando planteada en el fondo de su corta e intensa novela, esta terrible cuestión, llegando al corazón del lector, poniéndolo a pensar y aportándole capacidad reflexiva y nuevas luces...

Nos muestra un alma vigorosa, llena de misterios pero exquisitamente cautivante, no son sus obras de gran volumen y sí de grandes y terribles mensajes llenos de atormentados arcanos y fantasmas.

Su temática siempre gira alrededor y en torno a las profundidades del hombre, bordeando y adentrándose siempre en los campos de las filosofías, las esotéricas y los mitos...y como alguien dijera..."es llegar al corazón y al alma de cada quién poniéndolo a pensar, aportándole a su capacidad reflexiva nuevas luces"...

Autor de Sidartha, Roshedale y tantos otros, en esta narrativa que nos ocupa es un pergeñador que esculpe y cincela su lengua materna, sacándole matices de belleza insospechada...al decir de los que han podido leerlo en el mismo idioma que escribió, ya que como es conocido de todos las traducciones al castellano siempre hacen perder, volatilizar energías y fuerzas al estilo, pero con todo se deja sentir, ya que cuando el traductor es muy bueno, o la fuerza del original es de tal calidad, -lo más probable- que sobrepuje el golpeo de la criba traductora...

De el leemos..."la casualidad, según el dicho corriente, me hizo encontrar un singular refugio...Pero no hay tales casualidades...Cuando alguien que de verdad necesita algo lo encuentra, no es la casualidad quien se lo procura...sino él mismo. Su propio deseo y su propia necesidad lo conducen a ello"...

Hermann Hesse, el soñador, el enamorado de los esoterismos orientales...El enamorado de la luz...El enamorado a raigambre de la vida, y a la vez pesimista y gris, que tanto influye y tanto gusta...que ha tenido la fortuna de sobrevivir a sus obras y mantenerse en los estantes de las librerías con el mismo interés y curiosidad de parte de los lectores que en los primeros años...pues se maneja con verdadera maestría en las temáticas que sus novelas abordan...

Saca en conclusión que el hombre no pertenece y por ende la sociedad que integra a ninguno de ellos por entero...No hay en el ser humano ni puede haberla, una definición cabal, drástica, que lo ubique o en los altiplanos de la luz, o en el abismo de las tinieblas..."somos un inteligente amasijo de cosas buenas y malas que se entrecruzan, mezclan, funden, chocan y separan...por tanto cada uno de nosotros ha de encontrar por sí mismo lo permitido y lo prohibido, con respecto a su propia persona, lo que le está prohibido. Se puede no hacer nunca nada prohibido y ser, sin embargo, un perfecto bribón. Y al contrario. En último término, no es más que una cuestión de comodidad"...

No somos ni todo lo malo que podemos, ni todo lo bueno que debemos, siempre será el hombre lodo y cielo....y cabe aquí la interrogante....¿Ángel o Demonio?...