14 octubre, 2007

EL PREMIO NOBEL....


"La totalidad de mis restantes bienes realizables serà administrada de la siguiente forma: El capital serà invertido por mis albaceas en valores seguros y constituirà un fondo cuyos intereses se distribuiràn anualmente bajo la forma de premios a aquellos, durante el año anterior, hayan conferido los mayores beneficios a la Humanidad. Dichos intereses se dividiran en cinco partes iguales..."
Alfredo Bernardo Nobel
27 de noviembre de 1895

"EL PREMIO NOBEL es una obra del escritor norteamericano IRVING WALLACE editada en el año 1961, consideràndose "la novela màs discutida y polèmica de esos tiempos....

En esta novela, segùn nos dice la contraportada "comienza cuando el telegrama comunicando la concesiòn del premio Nobel es entregado a seis personas que se hallan esparcidas por todo el mundo. Tras el primer momento de jùbilo, cada una de ellas comprende que a partir de entonces no sòlo su obra sino hasta el menor detalle de su vida privada, se hallaràn expuestos a la publicidad internacional.

-Un Novelista norteamericano se pregunta si estarà bastante sobrio para recibir el premio...

-Un fìsico aleman se siente perseguido por los compromisos que se vio obligado a aceptar para sobrevivir....

-Un neuròtico cirujano cardiòlogo ve su gozo amargado por unos celos profesionales que no puede refrernar...

-En Paris, el telegrama anuncia la concesiòn del premio a unos cònyuges cuyo matrimonio està a punto de hundirse en circunstancias escadalosas...

Al final de la novela de 746 pàginas, el autor en unas Notas nos dice entre otras cosas lo siguiente:..."El periodo de gestaciòn de esta novela fue de quince años. Este libro es enteramente una obra de imaginaciòn, una novela, nacida en el espìritu de su autor. Los personajes que pueblan sus pàginas y actùan ellas son imginarios; y toda la trama o tramas del libro son pura invenciòn mìa.

Lo que si es real en esta novela es lo siguiente; con excepciòn de los lugares donde residen los personajes, casi todos los lugares y visitas de Estocolmo que se mencionan son autènticos y fueron visitados por el autor durante el otoño de 1946. Asimismo la historia de los premios Nobel, la descripciòn exterior e interior de las academias, los procedimentos y mètodos para la presentaciòn de candidatos, para las anotaciones y escrutinio, asì como la concesiòn de los premios, los comentarios sobre famosos laureados, sus nombres, los actos que se les atribuyen, los datos y chismes acerca de ellos, las anèxdotas personales, de "entre bastidores", por asì decir, son en su totalidad autènticos y exactos, por lo que he podido comprobar.

En cuanto a los extraordinarios descubrimientos, realizados por mis ganadores de los premios cientìficos, dichos descubrimientos son, por ahora, tan ficticios como las obras de Andew Craig. ..... ¿què hay en ella que no sea mio?

¿Què es mio, pues, en esta novela?...¿Y que hay en ella que no sea mio? ...Lo siguiente: en su mayoria, las opiniones expresas en esta novela son estrictamente las que sustentan sus personajes, sin que necesariamente reflejen las opiniones de su creador .....

Entrando de lleno en sus pàginas, leemos: ¿Escùchame, hombre de Dios?....¿Acabamos de recibir una noticia!...¿Te han dado el Premio Nobel!..., ¿de veras, hombre, no bromeo! Menciona "El Estado Perfecto, Armageddon" y tu obra a favor de los "ideales humanitarios"...¿Andrew, es de verdad, y el premio son cincuenta mil machacantes!....

Lo que sintiò Craig, a los pocos momentos de su llegada a la Casa de la Prensa sueca, no fue desdèn por la sufrida profesiòn periodìstica, sino una profunda desesperanza. El laudeado Craig era una parodia del hombre que habìa sido. Aquella recepciòn y las muestras de adulaciòn que se le prodigaban parecìan tambièn dirigidas a otro, a uno que habìa escrito "El Estado Perfecto y Armageddon y no a èl, que no era màs que un impostor, un hombre que aquel dia ocupaba el lugar del autèntico Andrew Craig. La copa que acaba de beber le sentìa bien y, descruzando las piernas, se llevò la pipa a la boca y se inclinò hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas y tratando de demostrar interès, decidiò a hacer lo posible por aquel que habìa escrito todos aquellos libros.

-Mr. Craig- dijo un redactor de DAGENS NYETER- ¿Es cierto que tiene Ud treinta y nueve años ùnicamente?...

-¿ Unicamente?- repitiò Craig con sorpresa-. ¿Y le parecen a usted pocos?...

-Para obtener un Premio Nobel, treinta y nueve años son muy pocos. Creo que es usted el ganador màs joven que hasta la fecha ha acudido a Estocolmo. El màs joven antes que usted fue Rudyard Kipling. Tenìa cuarenta y dos años cuado lo vimos aquì en 1907. El segundo en juventud fue Albert Camus, el contaba cuarenta y cuatro años cuando fue premiado en 1957.

-Pues bien, yo les aseguro que no pienso haber establecido ningùn record- digo Craig-. Con mucho gusto cedo la primacìa, en cuanto a juventud, a Rudyard Kipling. Kipling siempre ha tenido menos de cuarenta y dos años, y yo siempre he tenido màs de treinta y nueve.

-Muchas gracias, en nombre del Imperio Britànico- dijo el enviado de la Reuter.

-Yo querìa saber- dijo el redactor del Dagesn Nyeter- por què nuestros comitès galardonan a tantos sabios jòvenes y a tantos escritores viejos...¿Què opina usted sobre ello?...

-No sabìa que ustedes premiasen a sabios jòvenes- dijo Craig-. Es algo que me cuesta mucho imaginar. Todas las fotografìas que he visto de los sabios, los muestran arrugados y encogidos, como si hubiesen inventado la ancianidad para infundirnos confianza en su magìa.

-Usted el el primer ganador del Premio Nobel de Literatura que aùn no ha cumplido los cuarenta. ¿Como explica usted esto?

-Yo diria que la razòn hay que buscarla en la propia naturaleza de las recompensas.- repuso Craig-. Ustedes conceden todos los premios cientìficos para reconocer un sòlo y ùnico descubrimiento. Este descubrimiento puede realizarse cuando su autor es un hombre joven aùn, de veinte y treinta años. Hay las mismas posibilidades de que lo realice entonces como cuando ya pase de la cincuentena. Pero el premio de Literatura no se da a una obra sola, sino a todo un historial literario. Hace falta mucho tiempo para escribir una cantidad considerable de obras, para edificar todo un monumento literario. Yo he necesitado treinta y nueve años para escribir cuatro novelas, y dice usted que soy el màs joven. La mayorìa de escritores son unos ancianos caballeros cuando han producido una obra global lo bastante importante para ser tenida en consideraciòn. Ademàs, segun mi parecer, los escritores maduran màs lentamente que los cientìficos. Un fisico de talento puede mostrar su genio de repente, a una edad temprana. Para ellos la experiencia es menos importante que una perspicacia e inspiraciòn. Los escritores, por inteligentes que sean, estàn poco maduros y les falta experiencia durante su juventud. Las palabras no bastan. Hay que arrancar los materiales a la propia vida y, por lo general, ningùn escritor vale lo suficiente si no ha vivido mucho.- sonriò a medias-. Y vivir mucho requiere tiempo....


-Aùn admitiendo que es necesario acumular experiencia, ¿no cree usted que este premio se concede con excesiva frecuencia a escritores de edad?- pregunto el redactor del Dagens Nyeter.-

- Es la opiniòn de muchos de nosotros que Alfredo Nobel destinò estos premios a estimular los jòvenes prometedores y a ayudarlos a abrirse paso en la vida, y no querìa que su dinero se malgastase en hombres ancianos, que por general habian alcanzado ya una posiciòn y que en muchos casos habìan terminado su actividad productora.

En una ocasiòn Nobel dijo:..."En general, me importan màs los estòmagos de los vivos que la gloria de los difuntos". En otra ocasiòn dijo que querìa ..."ayudar a los soñadores, porque la vida es muy dura para ellos"...¿No le parece a usted que estas afirmaciones demuestran un interès por ayudar a los jovenes artistas desprovistos de medios?...

-Asì lo creo- dijo Craig, divertido-. Si, supongo que eso es lo que deseaba Nobel, porque, segùn ustedes opinan, yo soy joven y, segùn opino yo, estoy desprovisto de medios.

El redactor del Dagens Nyeter seguìa en la brecha:

-¿Entonces, por què nuestros Comitès se dedican a premiar a venerables ancianos, que no necesitan en absoluto esas recompensas en metalico?...¿El promedio de edad de los siete primeros galardonados con el Premio de Literatura, esa de setenta años!...Anatole France, tenìa setenta y siete años cuando se presentò aquì con paso vacilante, su compatriota Andrè Gide contaba la respetable edad de setenta y ocho años. Sir Wiston Churchill aùn tenìa un años màs: setenta y nueve. ¿A què se debe esta actitud de nuestra Academia Sueca?...Yo no la encuentro justa. Desarìamos conocer su opiniòn, Mr. Craig.

-Esto se relaciona con la finalidad de la recompensa- dijo Craig. La cual nunca fue decidida por Nobel ni ha sido clara jamàs. Yo no considero tan injusta la forma como se concede el premio de literatura, como usted pretende dar a entender. No creo que se tenga en cuenta ùnicamente la edad, sino sòlo valìa, por lo general poseen màs mèrito y merecen mayores honores. Pero galardonar a hombres màs jòvenes solo porque son jòvenes y prometedores, puede ser algo igualmente injusto. Hay la posibilidad de que no se perfeccionen ni se aguanten..., incluso de que decaigan.

Llame usted al Premio Nobel de Literatura una pensiòn para la vejez, si lo desea, pero creo que aùn asì, es mejor que convertirlo en un subisidio para los jòvenes.

Otro periodista enviado del Boletin del Librero sueco.

-Mr Craig, los ùltimos ganadores del Premio de Literatura han afirmado con frecuencia-ya fuese por honradez o por modestia que merecian esta distinciòn menos que algunos de sus contemporàneos. Cuando se le notiticò a Pearl Buck que habìa obtenido el premio, ella lo considerò increìble y ridìculo, afirmando que aquel honor pertenecìa en realidad a Dreiser. En 1954, Ernest Hemingway dijo que Carl Sandburg, Bernar Berenson o Isak Dinesen merecian el premio mucho màs que el. Tres años despues, Albert Camus dijo. "Si yo hubise formado parte del jurado hubiera votado por Malraux". Esto nos lleva al caso de Andrew Craig.- ¿Què otro autor actual consideraria usted tambièn merecedor, o mas merecedor que usted, del galardòn que acaba de obtener?...

-No puedo nombrar a un autor que merezca el premio màs que yo....porque hay por lo menos medio centenar que debieran haberlo obtenido en lugar mio. Yo dirìa que hay unos diez en los Estados Unidos, tal vez quince entre Inglaterra y Francia, varios en el Japòn y muchos en otros paìses. Se me ocurren algunos en Escandinavia y, despuès luego, uno aquì, en Suecia.

-Su candidatura no fue presentada por sus compatriotas de Norteamerica ni por niguna otra naciòn extranjera, fue designado usted como candidato aquì en Estocolmo, por nuestra Academia Sueca, que mas le concediò el premio por mayorìa de votos.

-Tampoco puedo decir otra cosa como no sea que estoy muy agradecido...y ahora doblemente.

-¿Por que tuvo que ser jurado un sueco, tan lejos de su patria, quien presentase su candidatura?...en una palabra: ¿por què en su Norteamerica nativa le tienen tan negligido...le aprecian tan poco, dirìa yo?

-Es una preguna que se las trae. Bien, harè lo que pueda por responderla. Durante años Faulkner permaneciò en una relativa oscuridad, porque el admirable condado de Yoknapatawpha donde èl vivìa tambièn era una regiòn oscura y desconocida...afortunadamente el jurado sueco, veia las cosas en perspectiva, no lo considerò tan oscuro. Mi obra ha sido hasta ahora poco conocida en mi propio paìs por razones similares.

-¿Oscuridad?

-Si, es posible. En mis obras yo me ocupo del presente, pero la hago valièndome del pasado. Por su educaciòn, la mayorìa de nortemericanos creen que la novela històrica debe ser romàntica y huidiza. Para ellos yo soy un bicho raro, que no encaja con la època.....

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2 comentarios:

  1. Anónimo12/11/08

    creo que esta obra del premio nobel debio recibir el premio nobel de literatura, no soy nadie y me escondo bajo un anónimo para decir esto, sin embargo todo lo leido, sentido y vivido si asi se le puede llamar a aquel libro es increiblemente fantasioso y fascinante. un simple admirador de wallace.

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  2. Ximena2/3/12

    Aun no acabo el libro, pero se ha convertido en uno de mis favoritos...como sospechar que los personajes eran simplemente ficticios? cada relato paralelo es magnífico y al igual que aquel "anónimo": una simple admiradora de Wallace.

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