26 noviembre, 2008

LA EXISTENCIA DE DIOS....

Contrario a lo que muchas personas creen, Kant no niega la existencia de Dios, pero sostiene que no se puede probar por la razòn. Su prueba la asienta en la ciencia fìsico-matemàtica y en la conciencia moral. El grito de la conciencia, que es un hecho, no lo puede eludir, y ese hecho se eleva a Dios.

El argumento de San Anselmo, fundado en la idea de un ser perfectìsimo que uno puede imaginar, pues de otra manera la idea no fluiría, al decir del Santo, Kant la rechaza de plano, pues afirma que para que algo exista no basta tener idea de ello, sino que es preciso sentir percepciòn tangible de algo, es asì que la percepciòn sensible de Dios no la sentimos, el argumento de San Anselmo lo rechaza por ser un argumento màs bien lògico que ontòlogico.

En cuanto al argumento cosmològico de que por una serie de causas se llega a una causa incausada, tampoco le satisface. Santo Tomàs, en cambio, lo acepta. Kant rechaza dicho argumento de causalidad, por la sencilla razòn de que no encuentra el porquè se haya de suspender el proceso ascendente de que una causa trae otra, y asì sucesivamente, y de momento el proceso cesa. Entiende que no deberìa cesar.

En cuanto al argumento de la prueba de Dios fisico-teològico, que consiste en el ùltimo fin que nosotros hacemos para la descripciòn de la realidad metafìsica, tampoco le llena. "No podemos- dice-, sin salirnos de los lìmites de la experiencia, sacar esa adecuaciòn a un fin, conclusiones referentes al creador de esas formas. La metafìsica es imposible como conocimiento cientìfico". Como conocimiento cientìfico nada màs. Ciertamente, pero es que Kant funde las dos corrientes: cartesiana y empirista. El racionalismo parte de ideas necesarias existentes por sì en el pensamiento humano, y de ahì el salto a la realidad universal.

El empirismo inglès rechaza esas ideas y parte del anàlisis de la mente subjetiva y todo lo reduce a fenòmenos donde la idea universal y la realidad exterior desaparecen. Kant no parte ni de las ideas en sì ni de la mente subjetiva, sino de la existencia objetiva de la ciencia, elaborada por la mente, pero dotada de innegable validez universal. En suma: Kant rechaza la metafìsica y por eso rechaza el argumento fisicoteòlogico.

Pero si ninguna de esas vìas le llevan a Dios, Kant lo encuentra en la libertad, en la inmortalidad del alma y en la conciencia moral. En efecto, en la conciencia moral la libertad obra desahogadamente en toda su amplitud; no està sujeta a causas y efectos, es un modo de actuar puro, puès no depende del conocimiento de los fenòmenos, no es un mundo de objetos a conocer donde los fenòmenos se sucedan y son base de la ciencia; en la conciencia no tiene cabida el tiempo ni el espacio. En decir, que en lugar del objeto a conocer se sitúa el Yo conscio con doble funciòn: en cuanto conoce se pone a sì mismo como sujeto cognoscente (conciencia moral), y en cuanto desarrolla una actividad estimativa y valorativa (objeto a conocer), hace referencia a sì mismo, no tanto como sujeto cognoscente cuanto como sujeto agente, y en relaciòn con los demàs hombres, en el mismo plano de acciòn.

Pero en este punto Kant se contradice, porque la conciencia moral kantiana carece de horizonte, se halla enclaustrada en la ley por la ley, y ahora se los abre. La conciencia tiene un horizonte vastìsimo, y nos descubre panoramas de amplias perspectivas, en que las almas se mueven por fuerzas morales y el sujeto cognoscente tiene poco que ver, por ser un agente que intuitivamente valoriza los actos humanos...."Conciencia es el conocimiento intimo del ser, por el ser mismo". Esto es: que el conocimeinto ìntimo de la conciencia se abre a otros espacios no encajonados en la ley, y vuela al mundo inteligible, donde intuitivamente percibe valores en los actos humanos que estàn por encima de toda ley positiva.




22 noviembre, 2008

"ME DA MIEDO MI PASADO"....

Lo decimos sin ambages, a nosotros nunca nos ha gustado este autor, aùn asì no podemos dejar de reconocer su popularidad y el volumen en la venta de sus libros es impresionante, la mayorìa libros de "auto-ayuda", que nos convencen muy poco, a pesar de los pesares" (Karina)
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ENTREVISTA: PAULO COELHO Escritor
G. ALTARES / C. GELI - Francfort - 23/11/2008
"Unos nueve o diez al año". Las cifras son, claro, ventas en millones de ejemplares, y las pronuncia Mônica Antunes, la Bruja de Barcelona, como la conoce aterrorizado medio mundo editorial, el que ha de tratar con ella como dura agente del escritor Paulo Coelho (Rio de Janerio, 1947), estrella literaria de Feria de Francfort que se celebró el mes pasado. Este certamen literario le invitó a dar la conferencia inaugural y allí recibió el homenaje de medio centenar de editores (una fiesta comentadísima, con 400 invitados y el autor cantando con Gilberto Gil) tras alcanzar los 100 millones de libros vendidos. "Bueno, eso fue el pasado octubre: ahora son ya casi 110", matiza, sin pretensión alguna, Mónica Antunes, responsable de una agencia, Sant Jordi Asociados, que trabaja exclusivamente para la galaxia Coelho.

Su biografía narra una juventud de satanismo, drogas y manicomios
"Hubiera acabado sabiéndose. No tenía sentido ocultarlo. Es mi vida. Salí de eso"
Cumple Coelho con el ritual: de negro riguroso de arriba abajo, que llevaría a pensar en alguna especie de uniforme sacerdotal si no fuera por su gesticulación y un brillo de diablillo en los ojos.
Desprende gran tranquilidad o confianza en sí mismo. La debe tener porque de no ser así no hubiera dado la llave del baúl de su vida al periodista brasileño Fernando Morais para que sacara de él 170 cuadernos manuscritos y 94 CD de audio donde el escritor fue notarialmente dando fe de su vida desde que tenía 12 años hasta 1995. El fruto ha sido la voluminosa biografía (más de 600 páginas) El mago, vendido ya a 21 idiomas y que Planeta distribuye estos días en las librerías españolas.

El libro es una bomba. La vida de Coelho ha sido un blanco o negro, un yin y yan constante: nació casi muerto por problemas con el líquido amniótico y sus heces; de pequeño organizó sectas secretas; fue un desastre total como estudiante; atropelló casi mortalmente con un coche que llevaba sin carnet a un joven y se dio a la fuga; ese episodio acabó deteriorando aún más las relaciones con sus padres, que le encerraron en un manicomio que visitó tres veces en su juventud y donde fue tratado con electroshock. Antes, había intentado sucidarse con gas. Y para calmar al que llamaba "el ángel de la muerte", por no haber cumplido, degolló una cabra de un vecino en un particular rito.

El descenso al infierno fue vertiginoso: apagó un cigarrillo en la pierna de una de sus múltiples, simultáneas y bellas novias para comprobar si le quería; a otra, bajo la tesis de "la cura por desesperación", le alentó su intento de suicidarse porque finalmente, dice, sabía que no lo acabaría cumpliendo... Época de teatrero sin fortuna, de hippy, de asiduo a todas las drogas posibles y de practicante homosexual para descartar inclinaciones. Y en su enésima desesperación vital se apuntó a la magia y se convirtió en fiel seguidor de los mandatos de Aleister Crowley y del satanismo, hasta el extremo de tener un joven esclavo. Detenido por supuestas actividades políticas extremistas, y tras una cierta estabilidad componiendo canciones para artistas, el famoso Camino de Santiago que emprendió con 39 años, a manera de epifanía, le decidió a hacer lo que anhelaba desde los 13 años: ser escritor. Desde entonces, fama sin fin y vida antitética.

"Leí el original el pasado mayo y mi mujer lloró tras acabarlo. 'Sufriste mucho', me dijo; yo, la verdad, no recordaba muchas cosas, pero no creo que sufriera: cuando uno está luchando, no sufre". Hoy, admite que aquella etapa de su vida fue excesiva: "Sí, me da miedo mi pasado: llegué demasiado al límite de muchas cosas y más cuando arrastraba conmigo a otras personas".
¿Por qué facilitar que salga a la luz este pasado oscuro de hoy un adorado escritor?
"Hubiera acabado sabiéndose igualmente. No tenía sentido ocultarlo: es mi vida. Al fin y al cabo, salí de eso, luego vencí".

Se cumplió también con él una de sus premisas: cada día, en la vida de uno, hay un momento para cambiar: "No hay otra virtud en la vida que ser valiente. No hay nadie que no vea su oportunidad en la vida; el cambio está ahí. Lo que ocurre es que entre el momento y el valor de cambiar hay una separación de 200 océanos", sentencia.

El número 200 lo utiliza también para intentar cuantificar razones que explican su éxito, pero serían todas falsas.
"No lo sé, de verdad; ¿me cree?". ¿Quizá la pérdida de valores de la sociedad ha facilitado su discurso? "No escribo sobre espiritualidad; en cualquier caso, la tempestad viene ya desde poco antes de la I Guerra Mundial; la desorientación de la sociedad es hoy total. ¿Dónde está la alegría de vivir? Estamos en unos tiempos en que la gente está totalmente controlada vigilada y hastiada". ¿La crisis que estamos viviendo purificará? "Esta sociedad no va a aprender nada de esta crisis económica porque las autoridades intervinieron demasiado pronto, la Bolsa tenía que haber caído y caído para encontrar otra salida... Es mi lado jesuítico: de una buena purga sales purificado; así, sólo volveremos a caer más pronto que tarde".

La intransigencia imperante es la consecuencia de este estado, según Coelho: "Estamos cercados por todo fundamentalismo. Ojo con lo que puede ocurrir en EE UU ahora que ha ganado Obama porque buena parte de su país no lo quiere por ser negro: la violencia física podría reaparecer". También da caña al actual Papa: "Soy católico, practicante y pecador, pero este Papa es un desastre: está siempre con sus dogmas religiosos y entrometiéndose en temas políticos; es bastante culpable del fundamentalismo católico imperante", sentencia.

Con 18 libros publicados, traducidos a 67 lenguas en 160 países, el autor de El alquimista puede permitírse casi todo en el mundo del libro.
Como asegurar "soy un pirata de mí mismo" y defender, con un discurso que dejó estupefactos a los responsables de la feria, el free copyright que practica: en su página web puede descargarse alguno de sus títulos.

En su caso, como en su vida, debe haber magia: de cada libro así ofrecido acaba vendiendo luego en papel diez veces más. O cien o mil.
"No sabemos qué pasa más allá de la curva del río de la vida; ésa es la belleza de nuestro mundo; es posible que vaya con una corriente que hoy el sector editorial no sepa o no quiera saber que existe, pero el lector ya no es pasivo y no podemos seguir actuando igual ahora que existe Internet, a menos que queramos que al libro le pase lo de la música y el cine", argumenta Coelho, que dedica tres horas diarias a navegar por la red.
¿Y los editores entienden la jugada?
"No pregunto a los editores, no suelo hacerlo".

Una de las mayores ilusiones de Coelho ahora es retirarse tres meses en un monasterio ("con Internet, eso sí") o volar en un avión supersónico ("los ejércitos del aire canadiense y español ya me han ofrecido esa posibilidad").
De nuevo, el Coelho dicotómico.
"Soy contradictorio, pero eso debería ser inherente al ser humano; sin confrontación no hay evolución; la clave en esta vida es desear algo mucho, pero cuidado porque el universo es amoral; funciona contigo o con tu deserción".

Para el año que viene Coelho prepara El vencedor está solo, y llegará la versión cinematográfica de Verónica decide morir.
¿Es feliz Coelho?
"Depende, hay momentos, pero quizá estoy más contento que feliz; eso sí, duermo bien".

21 noviembre, 2008

LA TEORIA FILOSOFICA DE DAVID HUME....

Locke indica que solamente unos pocos datos tienen cabida en la realidad....Berkeley no acepta ningùn dato de la realidad, los rechaza todos, y sòlo acepta los fenòmenos psìquicos individuales....Hume da un salto y niega todo aquello que los sentido no alcancen; asì, visto un objeto, el color se advierte por la vista, su suavidad por el tacto, y asì otras distintas cualidades, pero no alcanza a màs. Eso que llamamos sustancia no lo ve. ¿Porque hemos de admitir como real lo que no vemos?.....
De igual modo argumenta con respecto a la causalidad....Vemos que los objetos se dilatan debido al calor, que es su causa....vemos que se dilatan, pero la causalidad no se ve. Pero tampoco se ve la muerte...ni la vida...ni la germinaciòn de las plantas y animales. Es decir, que para Hume nada de eso es real, sòlo los efectos. Pero no hay efecto sin causa, luego....

La razòn de ese desvarìo està en que Berkeley la realidad no la dejò asentada en lo sensible, sino en el espìritu, y esos fenòmenos psìquicos son causados por mì, yo soy la causa. En rigor, segùn Hume, solamente son de admitir los fenòmenos mismos, puès eso es lo que aparece a la vista, y con el aniquilamiento del Yo sustancia de Berkeley, Hume nos dio el nihilismo puro.

Entonces tenemos que las funciones del pensamiento se reducen a impresiones, sensaciones y afectos internos...Las ideas pueden ser por asociaciòn, lo que implica la memoria: por semejanza, por contigüidad en el tiempo y por casualidad.

Los universales los define como un algo confuso por su semejanza individual, que la mente asocia y le da un nombre: es decir, que por un proceso de abstracciòn de lo concreto y particular saltamos a lo universal saltando por las circunstancias de tiempo y lugar, y a esa idea forjada por la mente se le da un nombre.

Las sustancias de las cosas no existen, son puras sensaciones, de donde resulta que sustancia y sensaciòn son lo mismo.

La conciencia tampoco existe; es un manojo de impresiones subjetivas engañosas que nos son totalmente desconocidas.

La causalidad como la conciencia tampoco existe: es un fenòmeno psicològico que crea nuestra mente por la relaciòn del antecedente con el consiguiente y lo reputa como cosa; pero esa cosa (causalidad) es pura ficciòn mental. En suma, la identidad personal la reduce a manejo de nervios sensoriales e identifica la conciencia con las sensaciones y el YO se vuelve polvo. No hay responsabilidad, ni libre albedrìo, ni conciencia de su yo consocio, de que el hombre es algo màs que nervios y sensaciones; èstos son medios, no causa, ni fin.

De moral no podemos pensar mejor cosa. La moral es algo experimental regulado por sensaciones de agrado o desagrado sin fundamento racional, es un movimiento de atracciòn o repulsiòn ciego, no responde a un acto sobrenatural movido por un ser personal. Un caballo domado y un hombre educado se mueven por actos ciegos que les lleva por carambola a un fin recto. Esa es la moral de Hume; muy lejos de la evangèlica.

De religiòn tiene un concepto pobrìsimo: no es un impulso volitivo, consiente y sobrenatural que eleva al hombre a otra esfera superior. La religiòn la acepta por el bien que reporta a la sociedad, pero ninguna religiòn positiva es revelada; milagro y culto son rechazados. Solamente se rige por la religiòn racional. El hombre debe evitar toda disputa al respecto y contemporizar con todos para vivir en paz consigo mismo y con la sociedad.

A fin de cuentas, ¿què es lo que nos deja Hume?....para èl todo se reduce a fenòmenos sensoriales que afectan a la psiquis y èsta la reduce a pensamiento, y el YO, la persona, la cociencia de sì mismo, no existen, porque la causalidad es pura ficciòn y el efecto es la misma causa, y todo se vuelve sensaciòn.... pensamiento.... humo....polvo....nada. Anula la persona, el ser responsable, y niega lo sobrenatural porque no se puede experimentar, no puede encerrarse en una probeta de quìmica. Su filosofìa arrastra al escepticismo, al iluminado y al nihilismo flotante en la filosofìa moderna.

17 noviembre, 2008

VOCES DE ALASKA....
















Una de las formas màs reconfortantes de despedir un año cualquiera es entregàndose a alguna reflexiòn que refresque y airee las llamadas preocupaciones existenciales.

A principios de los años treinta, Segundo Llorente, un español, sacerdote y arriba de eso jesuita, tomò la resoluciòn de ir a ejercer su ministerio bien lejos que le exigiera mucha renunciaciòn y aùn màs sacrificio.

Y, como lo pensò lo hizo. Debidamente autorizado por sus superiores fue designado al puesto de misiòn alaskeña de Akulurak donde habìa de sacrificar los años de su plenitud con entereza grande y disposiciòn gozosa.

Los años que pasò en Alaska están recopilados en varios tomos de sus cartas, y obras acerca de Alaska: En el paìs de los eternos hielos...En las lomas del Polo Norte...en la desembocadura del Yukòn...y otras tantas.

El sacrificio muere con el sacrificado. El P. Llorente muriò en España, su tierra natal, y con èl, como es natural, su presencia vital. En algunas bibliotecas quedaràn algunas de sus obras, en otras màs especializadas probablemente la colecciòn completa.

Ningùn ilustre hombre puede pretender que su memoria sea imperecedera por los siglos de los siglos. Los tiempos varìan las generaciones, las aficciones y las modas. Los ilustres y los santos tienen su època, y despuès cenizas y humo.

Como siempre existen admiradores de la inmolaciòn, atravès de todo lo largo de su vida , de este Segundo Llorente, no podemos menos de traer sus cartas y sus obras.

Muy poco se le recuerda ya y aùn menos se le menciona. Actuò motorizado por la fe y la ilusiòn de entrar por la puerta ancha al Reino del Padre....si su fe y su ilusiòn resultan verdadera como puños, estupendo, no desperdiciò su valiosa vida, sino, ya està pago.

Aunque èl no lo sepa, los que lo sabemos con sobrada razòn creemos si puede descansar en Paz. La vida toda es un amasijo, ¡fantàstico amasijo de sueños!....

Tanto el que armado con la espada de la fe y la esperanza que fortalecen y va a sitios inhòspitos y lejanos en la lucha por la realizaciòn de lo que considera la verdad, y asì, todos los tocados por inspiraciòn de un ideal que se someten a los mayores sacrificios para verlos cuajar, cultivan en su jardìn interior una fantasìa marchitable con los años pero que mientras està en lozanìa su aroma sostiene y se animan.

09 noviembre, 2008

J. JACOBO ROUSSEAU (1712-1778).-

"EL ESTADO ES UN MAL, QUE SE CONVIERTE EN NECESARIO CUANDO NACEN LAS DESIGUALDADES ENTRE LOS HOMBRES"
Este filòsofo ginebrino mantiene la idea de que la sociedad corrompe al hombre que es naturalmente buena. ...No hay duda de que el niño en la cuna es naturalmente bueno y tambièn que el medio ambiente contribuye a malear al hombre.....Hay un adagio ruso que dice: "habita con los lobos y te volveràs lobo". Para Rousseau, la sociedad y supersticiones todo lo hace malo. Es preciso destruir esa sociedad y levantar otra donde no haya "ìdolos" (creencias), porque la irracionalidad- producto cultural y social- no es un estado que precisamente se transforme en ilustraciòn, sino que la misma ilustraciòn es la causa del mal y origen de la perversiòn del hombre, el que naturalmente es bueno, en su primitivo estado natural. Esta es, en sìntesis, su doctrina.

Las instituciones humanas amparadas en sus "ìdolos" (tradiciones, creencias, etc.) no sòlo pervierten al hombre, sino que dejan el ambiente viciado. Todo ello es debido a que se obra irracionalmente, y aboga por una sociedad racional en la que el hombre viva libre de creencias y sometido a un poder estatal mìnimo, sin impuestos, sin patentes, fìsico, tan usurero, que despelleja al pueblo.
Los ideales de Rousseau tienden al logro de la democracia directa y la igualdad polìtica; exigen una transformaciòn radical del sistema polìtico y social, y conducen de una manera lògica, a la Revoluciòn.

Parte la teorìa de Rousseau del supuesto de un estado de naturaleza, anterior a la sociedad, en donde vivan los hombres en un plano de igualdad, contentos, satisfechos y bastàndose a sì mismos. La piedad, el propio interès, no la razòn, determinan su conducta. Los males aparecen con el progreso de la civilizaciòn.
La divisiòn del trabajo, como resultado del desarrollo de las artes y la apariciòn de la propiedad privada, crea distinciones entre ricos y pobres que rompen la felicidad natural de los hombres y originan el establecimiento de la sociedad civil.

Segùn Rousseau, cada individuo cede a la comunidad sus derechos naturales; de esta manera se establece una organizaciòn polìtica, con voluntad propia, distinta de los miembros que la integran. Dentro del Estado, cada individuo posee una parte igual e inalienable de la soberanìa, considerada en su totalidad, y recobra, de nuevo, bajo la protecciòn del Estado, los derechos de que se desprendiò primeramente.
De todo ese racionalismo utòpico, con el fermento revolucionario que venìa haciendo en la sociedad su labor de zapa, saliò lo que luego resulto ser la "Revoluciòn Francesa". El asalto a la Bastilla pudo considerarse como un asalto mas, pero el ambiente estaba saturado de ideas volterianas y roussonianas, lo que derivò la revoluciòn a socavar los cimientos de la màs vieja de las instituciones, la monarquìa, carcomido ìdolo medieval, al que siguiò la Iglesia, otro "ìdolo" màs digno de desprecio, entonces tenemos que la fe sustituyò a la diosa "Razòn", con la que se pretendìa instaurar una nueva sociedad, tan nueva como la que los "bàrbaros instauraron a su entrada a Roma.

Este nuevo sistema social tiene su entronque en Locke con su democracia liberal y en Rousseau con su individualismo, esto es, separado de la sociedad; lo que no se entiende si la sociedad es precisamente un compuesto de individuos. Supone mas que nada la anulaciòn de las instituciones polìticas y sociales de los pueblos hasta entonces vigentes.

La razòn es porque al tenor de la mente de Rousseau es una sociedad històrica plagada de vicios y causa de perversiòn, y al tener de Locke porque toda idea religiosa y moral es producto mental y no puede imponerse en la sociedad por ser todo ficciòn.

Su objeto es destruir las instituciones històricas intermediarias con el Estado , a fin de que el individuo se entienda directo con el Estado, con eso el estado le librra de corromperse, como si el Estado fuera un sanctasactòrum de virtud.

Desgranando estas teorìas, Rousseau afirma que el hombre es bueno de naturaleza y culpa a la sociedad de su corrupciòn. Asienta un principio falso. Si consideramos al hombre ontològicamente en la cuna, naturalmente que es bueno; la inocencia rebosa su faz y màs parece àngel sin alas que hombre. Pero si se le considera despuès que la conciencia se desvanece diluida por la luz de la razòn, esa inocente bondad sufre los vaivenes del oleaje pasional, que la razòn debe poner a raya- cual timòn en la nave, a fin de que èsta no zozobre y se anegue.

Rousseau niega el drama del Paraìso o lo desconoce, donde Adàn perdiò la inocencia- reflejada en el niño dormido en la cuna-, pero al despertar del sueño en la edad madura, las furias desatadas del Averno le zarandearàn de un punto a otro, y en esa crisis moral el hombre envuelto, ha de echar mano de la razòn unida a la fè, para salir del aprieto y triundar, haciendo buen uso del libre albedrìo y la libertad.

Es en esa circunstancia donde se debe estudiar su Yo, cuando el horizonte se despeja y aparece la realidad, y echa de ver el bien de un lado y el mal del otro, y libremente y consciente elige el vicio o la virtud. No es la sociedad mala en sì, como lo plantea Rousseau, porque la sociedad no es una entidad aislada del individuo, està formada por èstos. La sociedad es un algo abstracto, pero es formada por el ser humano concreto; si èste es vicioso y corrompido, la sociedad serà corrompida; eso no tiene vuelta de hoja. En una sociedad de bandoleros, cada uno es bandolero, que en conjunto nos da una sociedad dedicada al pillaje.

A la inversa, una sociedad religiosa compuesta de individuos personalmente virtuosos, esa sociedad o comunidad no serà corrompida, mientras los que la componen no se corrompan.

Por consiguiente, la sociedad en sì ni es mala ni buena; depende de la levadura de los individuos que la componen, como en el pan: que la hogaza serà buena si la levadura lo es. Ciertamente que el medio ambiente contribuye al mal o al bien del individuo, segùn lo que le rodee y taras hereditarias; esos problemas tan profundos la razòn no alcanza a resolverlos; segùn Rosseau es la fe que descorre el velo del misterio que encierra al hombre, pero cuando se carece de ella el problema queda insoluble. El racionalista se empeña en resolverlo a espaldas de la revelaciòn y de la fe, y queda incompleto porque empieza por barrer todo lo sobrenatural y acaba con la tradiciòn, y arrasa con lo que Rousseau llama ìdolos o mitos que inventa el hombre, tanto en religiòn como polìtica asì como el culto a la personalidad.

Al rechazar Rousseau toda tradiciòn y todo contenido sobrenatural, por reducir al hombre al estado primitivo de inocencia paradisìaca, perdida por Adàn, sin tener en cuenta las pasiones que surgieron tras la caìda y todo el drama humano que siguiò a su despido del Edèn. A todo este misterio llama mitos.

Rousseau rompe la teoria de los idolos. ¿A que ìdolos se refiere, a los invetados por el hombre en su provecho y la misma Iglesia ha inventado en su provecho bajo el aspecto humano, que tanto la perjudica. Porque la Iglesia es bifronte y en cuanto a su jerarqùia, como humana al fin caben abusos y corruptelas, pero cuanto a su Cuerpos Mìstico, no: pero sufre los desvarìos de la primera.

El liberalismo polìtico de Locke...el infatilismo individual de Rousseau...todo revuelto en sucesivas manifestaciones de autonomìa, libertad y racionalismo matemàtico, con ausencia total de los valores morales y olvido de lo sobrenatural y ateìsmo; es el molde que nos legò el Siglo XVIII, sì ese mismo el de la luces, que han despedido màs humo que claridad, por los odios desatados en la sociedad, odios de clases con el objeto de formar una sola clase. ....como si la naturalez no nos mostrara una jerarquìa de valores, un escalafòn de perfecciones: unos, inteligentes...otros necios....unos trabajadores...otros haraganes...unos viciosos...otros sin vicios.

Ahì no se puede llegar a ser iguales, en el amor entre los hombres sin envidias ni rencores, eso sì. Ademàs de que es una utopìa perseguir un sistema de gobierno universal para todos los pueblos y naciones; el mismo Rousseau lo confiesa diciendo que toda forma de gobierno no es apropiada a todo pueblo ni paìs...
Su doctrina de la formaciòn de la voluntad general, como resultado de la cesiòn de los derechos naturales de cada individuo, termina en una concepciòn de la soberanìa del pueblo, tan absoluta como el Leviathan de Hobbes.