LA PASCUA...EL PASO NO DADO

La persona es paso. Es el paso simbólicamente representado por el pueblo israelita al cruzar guiado proféticamente por Moisés al mar rojo a la salida de Egipto. El paso de la redención del género humano desde la cruz sangrante de Cristo sobre el Calvario. El paso de cada hombre, paso interior, hacia la rectificación de su propia vida.

Justamente el paso que no se ha dado. Que no nos atrevemos a dar. No atreverse a darlo es muy simple: es duro, es costoso interiormente, es casi sangrante.

La vida muelle e indiferente es más cómoda. Ir tirando sin mayores problemas. Sin involucrarse demasiado. Sin darse por entero. No es que se sea indiferente. Eso nunca. Solo de pensarlo nos avergüenza. Pero no se puede mas. El dinero no alcanza. La vida está demasiado difícil. ¿Y como se hecha uno encima de sus propios problemas el de los demás. Ni soñarlo. Ayudamos con los que se pueda y siempre poquísimo ¿claro! Cooperamos con un poco de nuestro tiempo, hacemos alguito por mi hermano y estoy en paz, con Dios, con la comunidad y conmigo.

La caridad bien entendida tiene siempre como punto de partida nuestra casa y nosotros. Pero hasta cierto límite. Todo no puede ser, no debe ser, necesita no ser, nuestra casa y nosotros todo el tiempo. Los que tienen y pueden, deben ceder algo. Ni tan poco que apenas se vea; ni tan mucho que se auto-perjudiquen las perentorias necesidades personales y familiares.

Pero la caridad, que es fuego porque es amor, es puesta en el archivo de las cosas por revisar justamente en estos días que recién transcurren que es cuando con mas razón debe revisarse.

Y la gente, mucha, aunque no toda, desperdiciaron un chance enorme para darle vuelta a estas cosas.

Todas las cosas grandes en la vida dan trabajo y exigen su cuota de sacrificio. Hay algo grande que queremos hacer todos, muy grande, con el destino de nuestra patria, y nos va a dar quehacer, que nos va a exigir mucha reflexión, una gran dosis de toma de conciencia.

Pero los días ideales se dejaron perder. Ahora hay que hacerlo en los días ordinarios, en los momentos corrientes que no son justamente los más adecuados.

La Pascua que fue un transito de la esclavitud en Egipto a la libertad en la tierra prometida. Un paso de la muerte a la vida... del dolor a la felicidad... del desorden a la esperanza... de las tinieblas a la luz.

El tránsito que aspiramos para nuestro país, en donde si bien nos hacemos ilusiones soñando sueños imposibles e irrealizables, es el de la incomprensión al buen entendimiento. Del egoísmo a la generosidad. Del personalismo al sentido social y comunitario.

Ojalá que nosotros nos decidamos a dar el gran paso de la Pascua. Es un paso interior con proyecciones hacia fuera. Será un paso en silencio que traerá fanfarria y comentarios a granel.

Tenemos que convencernos profundamente que nuestra sociedad está enferma y está sucia. El Paso de la Pascua se impone. No será impuesto a la mala, dictatorialmente, porque así no sirve y no funciona. Será aceptado por consenso unánime de todos asqueados, de tanto bandidaje, de tanta falta de honradez, de tanta insinceridad. No creemos que a lo que aspiramos, de tanta insinceridad.

No creemos que a lo que aspiramos sea ningún milagro del otro mundo ¡que va!. Es perfectamente posible si del fondo de nuestros corazones asì lo determinamos.

Transcurrió la Cuaresma, se termino la Semana Mayor y ha entrado triunfante la Pascua del 2015. La Pascua de nuestro paso definitivo, ese, que tanto miedo tenemos de dar!.

pascua resurrección del señor