..."Y COMERAS EL PAN CON EL SUDOR DE TU FRENTE"

Sabemos que el trabajo del hombre es fundamentalmente valioso, el que sea, y no sea para dañar a los demàs. El trabajo, sin que importe la naturaleza del mismo, por el hecho de que ser una operatividad humana queda realizado y a pesar de que lo hemos encasillado, y puesto costos de pago de tinte privilegidado, y le hemos impuesto distancias y categorias, siendo el mismo para todos, una presea aunque canse y duela aquella sentencia bìblica de: "Y comeràs el pan con el sudor de tu frente"..

Pone al hombre en un plano superior, por encima de sus congèneres vagos, y de los animales irracionales. Nunca el hombre serà màs completo que cuando de sus manos arranca el fruto a la tierra, o siembra. Que cuando de su mente crea, inventa, evoluciona y plasma el progreso en las ciencias, las tècnicas, las artes o la sociedad.

La dedicaciòn al trabajo eleva al hombre que se abraza a èl, y lo pone en condiciones de servir a los demàs. Todos trabajan para nosotros y nosotros estamos de contìnuo trabajando para todos, porque vivimos en racimo, y nuestro diario quehacer redunda en los demàs siempre. Asì como nosotros no pudieramos existir, si no fuera por el cotidiano esfuerzo y trabajo de los que nos rodean.

Con el trabajo justificamos el alimento que nos nutre, el vestido que usamos, la vivienda en que vivimos, la medicina que nos sana y la diversiòn que nos distrae. Es nuestro derecho y nuestro deber.

Pero acecha un gran peligro cuando el trabajo no se hace a gusto. Muy probablemente sea el màs implacable inducidor de frustraciones, depresiones y tristezas a diario. Muchas personas hay que aceptan una ocupaciòn, la que sea, por aliviar un poco la dificil situaciòn economica por la que estàn atravesando, sabedores de que no van a poder cumplir, por la razòn que fuera.

El peligro es es pues manifiesto. El disgusto en el trabajo tiende a reflejarse en incumplimiento del deber contraìdo: a mas incumplimiento del deber peores condiciones para nuestras vidas.

trabajo reflexion