09 noviembre, 2008

J. JACOBO ROUSSEAU (1712-1778).-

"EL ESTADO ES UN MAL, QUE SE CONVIERTE EN NECESARIO CUANDO NACEN LAS DESIGUALDADES ENTRE LOS HOMBRES"
Este filòsofo ginebrino mantiene la idea de que la sociedad corrompe al hombre que es naturalmente buena. ...No hay duda de que el niño en la cuna es naturalmente bueno y tambièn que el medio ambiente contribuye a malear al hombre.....Hay un adagio ruso que dice: "habita con los lobos y te volveràs lobo". Para Rousseau, la sociedad y supersticiones todo lo hace malo. Es preciso destruir esa sociedad y levantar otra donde no haya "ìdolos" (creencias), porque la irracionalidad- producto cultural y social- no es un estado que precisamente se transforme en ilustraciòn, sino que la misma ilustraciòn es la causa del mal y origen de la perversiòn del hombre, el que naturalmente es bueno, en su primitivo estado natural. Esta es, en sìntesis, su doctrina.

Las instituciones humanas amparadas en sus "ìdolos" (tradiciones, creencias, etc.) no sòlo pervierten al hombre, sino que dejan el ambiente viciado. Todo ello es debido a que se obra irracionalmente, y aboga por una sociedad racional en la que el hombre viva libre de creencias y sometido a un poder estatal mìnimo, sin impuestos, sin patentes, fìsico, tan usurero, que despelleja al pueblo.
Los ideales de Rousseau tienden al logro de la democracia directa y la igualdad polìtica; exigen una transformaciòn radical del sistema polìtico y social, y conducen de una manera lògica, a la Revoluciòn.

Parte la teorìa de Rousseau del supuesto de un estado de naturaleza, anterior a la sociedad, en donde vivan los hombres en un plano de igualdad, contentos, satisfechos y bastàndose a sì mismos. La piedad, el propio interès, no la razòn, determinan su conducta. Los males aparecen con el progreso de la civilizaciòn.
La divisiòn del trabajo, como resultado del desarrollo de las artes y la apariciòn de la propiedad privada, crea distinciones entre ricos y pobres que rompen la felicidad natural de los hombres y originan el establecimiento de la sociedad civil.

Segùn Rousseau, cada individuo cede a la comunidad sus derechos naturales; de esta manera se establece una organizaciòn polìtica, con voluntad propia, distinta de los miembros que la integran. Dentro del Estado, cada individuo posee una parte igual e inalienable de la soberanìa, considerada en su totalidad, y recobra, de nuevo, bajo la protecciòn del Estado, los derechos de que se desprendiò primeramente.
De todo ese racionalismo utòpico, con el fermento revolucionario que venìa haciendo en la sociedad su labor de zapa, saliò lo que luego resulto ser la "Revoluciòn Francesa". El asalto a la Bastilla pudo considerarse como un asalto mas, pero el ambiente estaba saturado de ideas volterianas y roussonianas, lo que derivò la revoluciòn a socavar los cimientos de la màs vieja de las instituciones, la monarquìa, carcomido ìdolo medieval, al que siguiò la Iglesia, otro "ìdolo" màs digno de desprecio, entonces tenemos que la fe sustituyò a la diosa "Razòn", con la que se pretendìa instaurar una nueva sociedad, tan nueva como la que los "bàrbaros instauraron a su entrada a Roma.

Este nuevo sistema social tiene su entronque en Locke con su democracia liberal y en Rousseau con su individualismo, esto es, separado de la sociedad; lo que no se entiende si la sociedad es precisamente un compuesto de individuos. Supone mas que nada la anulaciòn de las instituciones polìticas y sociales de los pueblos hasta entonces vigentes.

La razòn es porque al tenor de la mente de Rousseau es una sociedad històrica plagada de vicios y causa de perversiòn, y al tener de Locke porque toda idea religiosa y moral es producto mental y no puede imponerse en la sociedad por ser todo ficciòn.

Su objeto es destruir las instituciones històricas intermediarias con el Estado , a fin de que el individuo se entienda directo con el Estado, con eso el estado le librra de corromperse, como si el Estado fuera un sanctasactòrum de virtud.

Desgranando estas teorìas, Rousseau afirma que el hombre es bueno de naturaleza y culpa a la sociedad de su corrupciòn. Asienta un principio falso. Si consideramos al hombre ontològicamente en la cuna, naturalmente que es bueno; la inocencia rebosa su faz y màs parece àngel sin alas que hombre. Pero si se le considera despuès que la conciencia se desvanece diluida por la luz de la razòn, esa inocente bondad sufre los vaivenes del oleaje pasional, que la razòn debe poner a raya- cual timòn en la nave, a fin de que èsta no zozobre y se anegue.

Rousseau niega el drama del Paraìso o lo desconoce, donde Adàn perdiò la inocencia- reflejada en el niño dormido en la cuna-, pero al despertar del sueño en la edad madura, las furias desatadas del Averno le zarandearàn de un punto a otro, y en esa crisis moral el hombre envuelto, ha de echar mano de la razòn unida a la fè, para salir del aprieto y triundar, haciendo buen uso del libre albedrìo y la libertad.

Es en esa circunstancia donde se debe estudiar su Yo, cuando el horizonte se despeja y aparece la realidad, y echa de ver el bien de un lado y el mal del otro, y libremente y consciente elige el vicio o la virtud. No es la sociedad mala en sì, como lo plantea Rousseau, porque la sociedad no es una entidad aislada del individuo, està formada por èstos. La sociedad es un algo abstracto, pero es formada por el ser humano concreto; si èste es vicioso y corrompido, la sociedad serà corrompida; eso no tiene vuelta de hoja. En una sociedad de bandoleros, cada uno es bandolero, que en conjunto nos da una sociedad dedicada al pillaje.

A la inversa, una sociedad religiosa compuesta de individuos personalmente virtuosos, esa sociedad o comunidad no serà corrompida, mientras los que la componen no se corrompan.

Por consiguiente, la sociedad en sì ni es mala ni buena; depende de la levadura de los individuos que la componen, como en el pan: que la hogaza serà buena si la levadura lo es. Ciertamente que el medio ambiente contribuye al mal o al bien del individuo, segùn lo que le rodee y taras hereditarias; esos problemas tan profundos la razòn no alcanza a resolverlos; segùn Rosseau es la fe que descorre el velo del misterio que encierra al hombre, pero cuando se carece de ella el problema queda insoluble. El racionalista se empeña en resolverlo a espaldas de la revelaciòn y de la fe, y queda incompleto porque empieza por barrer todo lo sobrenatural y acaba con la tradiciòn, y arrasa con lo que Rousseau llama ìdolos o mitos que inventa el hombre, tanto en religiòn como polìtica asì como el culto a la personalidad.

Al rechazar Rousseau toda tradiciòn y todo contenido sobrenatural, por reducir al hombre al estado primitivo de inocencia paradisìaca, perdida por Adàn, sin tener en cuenta las pasiones que surgieron tras la caìda y todo el drama humano que siguiò a su despido del Edèn. A todo este misterio llama mitos.

Rousseau rompe la teoria de los idolos. ¿A que ìdolos se refiere, a los invetados por el hombre en su provecho y la misma Iglesia ha inventado en su provecho bajo el aspecto humano, que tanto la perjudica. Porque la Iglesia es bifronte y en cuanto a su jerarqùia, como humana al fin caben abusos y corruptelas, pero cuanto a su Cuerpos Mìstico, no: pero sufre los desvarìos de la primera.

El liberalismo polìtico de Locke...el infatilismo individual de Rousseau...todo revuelto en sucesivas manifestaciones de autonomìa, libertad y racionalismo matemàtico, con ausencia total de los valores morales y olvido de lo sobrenatural y ateìsmo; es el molde que nos legò el Siglo XVIII, sì ese mismo el de la luces, que han despedido màs humo que claridad, por los odios desatados en la sociedad, odios de clases con el objeto de formar una sola clase. ....como si la naturalez no nos mostrara una jerarquìa de valores, un escalafòn de perfecciones: unos, inteligentes...otros necios....unos trabajadores...otros haraganes...unos viciosos...otros sin vicios.

Ahì no se puede llegar a ser iguales, en el amor entre los hombres sin envidias ni rencores, eso sì. Ademàs de que es una utopìa perseguir un sistema de gobierno universal para todos los pueblos y naciones; el mismo Rousseau lo confiesa diciendo que toda forma de gobierno no es apropiada a todo pueblo ni paìs...
Su doctrina de la formaciòn de la voluntad general, como resultado de la cesiòn de los derechos naturales de cada individuo, termina en una concepciòn de la soberanìa del pueblo, tan absoluta como el Leviathan de Hobbes.

2 comentarios:

  1. Anónimo16/11/08

    Rousseau es verdaderamente un pensador único. Aún mantengo dudas sobre si la sociedad corrompe al ser humano o este mismo llega en ese estado al mundo. Hay diversos casos, que rompen ambas reglas.

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  2. Anónimo10/9/12

    pz yoo tengo claro qee nadie corrompe a nadie

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