

MIENTRAS SE DESGARRA IRAK FUE EJECUTADO HUSSEIN EL EX LIDER FUE EJECUTADO EN MEDIO DE UNA INVASION MILITAR QUE DERIVO EN GUERRA CIVIL
Un filósofo es un tipo que sube a una cumbre en busca del sol; encuentra niebla, desciende y explica el magnífico espectáculo que ha visto. William Somerset Maugham
RUINAS
Memorias venerandas de otros días,
soberbios monumentos,
del pasado esplendor reliquias frías,
donde el arte vertió sus fantasías,
donde el alma expresó sus pensamientos.
Al veros ¡ay! con rapidez que pasma
por la angustiada mente que sueña con la gloria
y se entusiasma la bella historia de otra edad luciente.
¡Oh, Quisqueya! Las ciencias que agrupaste
alzaron en sus hombros del mundo a las atónitas miradas;
y hoy nos cuenta tus glorias olvidadas
la brisa que solloza en tus escombros.
Ayer, cuando las artes florecientes su imperio aquí fijaron
y creaciones tuviste eminentes,
fuiste pasmo y asombro de las gentes,
y la Atenas moderna te llamaron.
Águila audaz que rápida tendiste tus alas
al vacío y por sobre las nubes te meciste:
¿por qué te miro desolada y triste?
¿dó está de tu grandeza el poderío?
Vinieron años de amarguras tantas,
de tanta servidumbre;
que hoy esa historia al recordar te espantas,
porque inerme, de un dueño ante las plantas,
humillada te vio la muchedumbre.
Y las artes entonces, inactivas,murieron en tu suelo,
se abatieron tus cúpulas altivas,
y las ciencias tendieron, fugitivas,
a otras regiones, con dolor, su vuelo.
¡Oh, mi Antilla infeliz que el alma adora!
Doquiera que la vista ávida gira en tu entusiasmo ahora,
una ruina denuncia acusadora
las muertas glorias de tu genio artista.
¡Patria desventurada! ¿Qué anatema cayó sobre tu frente?
Levanta ya de tu indolencia extrema:
la hora sonó de redención suprema y
¡ay, si desmayas en la lid presente!
Pero vano temor: ya decidida hacia el futuro avanzas;
ya del sueño despiertas a la vista,
y a la gloria te vas engrandecida
en las de risueñas esperanzas.
Lucha, insiste, tus títulos reclama:
que el fuego de tu zona preste a tu genio su potente llama,
y entre el aplauso que te dé la fama
vuelve a ceñirte la triunfal corona.
Que mientras sueño para ti una palma,
y al porvenir caminas,
no más se oprimirá de angustia el alma
cuando contemple en la callada calma
la majestad solemne de tus ruinas.
Salome Ureña de Henriquez