FOUCHÈ....

Napoleòn, en Santa Elena, sintiò sencillamente asco por èl.

Robespierre y con èl los jacobinos, burlados y traicionados, lo odiaron a màs no poder.

En sus memorias, tràgicas memorias, Talleyrand, Carnot, y Barras, lo escupen y desprecian.

Los historiògrafos de la Francia revolucionaria y post-revolucionaria, realistas o republicanos o bonapartistas, cuando tienen que hacer alusiòn a su persona rechinan los dientes.

Reptil, trànsfuga, traidor. Indeseable, vil, bajo. Despreciable, ruìn, indigno. Desleal, infiel, alevoso....constituyen los epìtetos màs "cariñosos" con que lo adjetivan.

Fue tanto el desprecio concitado para èl, que a la posteridad se le ha dificultado encontrar un investigador, que seriamente bucee en esas profundidades absurdas y coherentes a la vez, de su conflictiva personalidad.

Hubo algùien capaz de ofrecerlo de manera potable a la posteridad. Nos lo presenta en una voluminosa y bien documentada biografia, fue Luis Madelins.

En los estudios de Madèlins sobre el siniestro Josè Fouchè, tienen, no sòlo Stefan Sweig, autor de esta biografia, sino la historia misma y nosotros en particular una cantera segura de informaciòn.

Josè Fouchè murio, al arribar las puertas de la ancianidad sin lograr traspasarla, a los sesenta y un año. Durante el Directorio, en plena efervescencia revolucionaria, durante el imperio en lo màs empinado de las glorias napoleònicas, y en las coordenadas de la vuelta a la normalidad del perìodo de la Restauraciòn Josè Fouchè fue, el mano gris, implacable ministro de Policìa.

Desde esa posiciòn tan fuerte acumulo con puño de hierro poderes y capacidad de acciòn, y lo mejor del caso, a buen resguardo y sin dar jamàs la cara, como ni antes ni despùes se conociò en la gran Francia.

Aunque personalmente nos repugna la traiciòn y la hipocresìa, no nos atrevemos a enjuiciar a este Fouche que ha trascendido a las pàginas de la historia y que ha asentado càtedra polìtico-policìacas verdaderamente geniales, que sea bien alto y claro, sin dejar de ser inhumano, despiadado, oportunista.

Si Fouchè no es un modelo de virtudes, como tal, pues no se le puede presentar, pero si ofrecerlo a la consideraciòn de nuestra generaciòn como un testigo de a donde puede llegar el corazòn humano cuando siniestramente disfruta del poder a la sombra.

Lo frio que se hace. Lo calculador que se vuelve. Lo enigmàtico e impermeable que se convierte.

El arquetipo del anti-hèroe. No es èl, el que penetra en el vasto salòn de la historia por la puerta anchìsima por donde han entrado protohombres a la franca. Criminales o santos; filòsofos o sabios de laboratorios o ecuaciones, polìticos o aventureros fabulosos; economistas, artistas, filàntropos, dictadores, maniàticos, alchohòlicos y poetas.......no

Se colò subrepticiamente. Por abajo. Como quien se mete sin pagar, "de chivo" a un circo por debajo de una de sus carpas.

Fouchè es un anti-modelo, para los estudiantes de derecho, pero, modelo al fin....

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