Al parecer viene de "sica". Los dominicanos le decimos sica al excremento. Particularmente al de los gatos. De muy mal olor e imprudente apariciòn. Son capaces estos cariñosos cuadrùpedos caseros de dejarlos en el sitio màs digno y respetable del hogar sin el mayor sonrojo.
Pero viene de ahì, si. Añadièndole el sufijo ocupacional "ero". Menuda ocupaciòn la de ser sicatero.
El tèrmino entraña hasta matices ideològicos. Tambièn connotaciones ofensivas muy fuertes. Eso de ser sicatero....bueeeeno!
Al sicatero màs universalmente se le llama tacaño.
Muerto e hambre. Duro. Puñal.
Inclusive tiene un gesto, muy de nosotros, para designarlo, dàndonos con el puño izquierdo en el codo derecho, o al revès.
Para el caso es igual. Sicatero quiere decir.
El sicatero no afloja lo suyo facilmente. Es difìcil de roer. No cree en cuentos, y si afloja algo es a cuenta gotas y con mil lamentaciones y dolines.
No pide a nadie. Tampoco dà, ni loco.
No molesta, no por delicadeza, sino precisamente para que a nadie se le ocurra pedirle nada a èl.
Tampoco priva, no por modestia, sino para que no sepan que tiene y vaya, ¡horror! A pedirle algo.
No hace allantes. No es aguajero, ni se compara. Nada. Con tal de no llamar la atenciòn y le soliciten.
Su pasiòn dominante es tener. Tener dinero, como efectivamente tiene u objetos de gran valor, fuerte resguardo y hermèticas precauciones. Si por èl fuera mendigara con tal de no gastar un chele y aùn asì lo recibido en la mendicidad no lo quisiera por nada aflojar.
Por eso es el cicatero. Hambriento. Muerto de hambre. Pobre de èl en estos tiempos de grandes carestìas. Se lamentan de los viejos precios como nadie. Sufren, se corroen por dentro lo indecible. El sica-tero. Tacaño como èl solo.